lunes, enero 24, 2022

José Antonio Ramos Sucre / De "El cielo de esmalte", 3




Entre los eslavos

La Iglesia inmemorial cabía en la sombra de un roble. Yo admiraba el altar de plata dorada, primor bizantino. Registré el coro y los muebles de encina esculpida.

Allí se efectuaron una exequias inolvidables. El cortejo de unos hombres enlutados se anticipaba al féretro de un joven. Portaban sendas linternas.

El consejo de ancianos se había reunido para decidir el restablecimiento de una ceremonia antigua, en señal de tribulación.

La virgen más bella del lugar montaba el caballo del difunto y presidía el duelo. Se habían apasionado desde la niñez.

La fiesta debía terminar fuera del poblado, en el cementerio, y yo la observé desde lejos. La virgen se abandonó al trote de su cabalgadura y yo la vi desaparecer en un camino ideal, de vaguedad celeste.

José Antonio Ramos Sucre (Cumaná, Venezuela, 1890-Ginebra, Suiza, 1930), "El cielo de esmalte", 1929; Obra poética, Colección Archivos, n° 52, Barcelona, 2001


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