Tal como un gato, atrapado por una puerta que se abre,
sobre el peligroso estante superior, maxilar rojo y garra zarzamora,
se deja caer al suelo sin ver,
seguro por instinto de gato que topará con el suelo,
ahí en la mera inocencia; y cae
de todos modos, bola de pelaje, tan rápido que al ojo
se le escapa la voltereta y la confianza
que brotan del haber caído antes,
y sólo distingue un felino desliz sedoso,
crimen inconcebible en un paso tan manso:
así nosotros nos dejamos caer rumbo a la mañana
deslizándonos por estantes del sueño. Cuando, libertinos de noche,
nos dejamos penetrar por las visiones, y la oscura ventana
grotesca nos empuja dentro, nuestro mundo pierde el equilibrio.
Los monstruos multifacéticos hijos de nuestra invención
forcejean al borde del sueño, conforme la habitación
pierde sus bordes y se llena de bruma y presentimientos
por las palabras murmuradas o por las penas recordadas,
hasta que, disueltos al dormir, caemos, el mundo conocido nos abandona,
y habitación y sueño y ser y seguridad se derriten
en un desquiciamiento final, donde cualquier paisaje
fácilmente podría cuajarse, y los muertos llaman a gritos...
Pero al fin y al cabo todo termina menguando. Las voces se retiran.
La pálida cuadratura de la ventana resplandece y permanece.
Poco a poco la habitación llega y madruga, y nosotros llegamos
a nuestros seres. Anoche, la semana pasada, el pasado
van volviendo a cuentagotas, despiertan. Conforme la luz adquiere solidez,
el sueño pierde claridad. Afuera, el lavado susurro del jardín
espera paciente y, recién llegados de la muerte,
¡cuán agradecidos nos sentimos de absorber su aliento!
Y con todo, para soportar lo desconocido noche a noche,
¿acaso no debemos cerciorarnos, con penetración de gato,
de poder hacer frente a sus terrores, y de que la integridad del día
nos hallará sentados al escritorio, sanos y salvos, sin miedo,
con las mejillas afeitadas, las cartas escritas, las cuentas pagadas?
Alastair Reid (Whithorn, Escocia, Reino Unido, 1926-Nueva York, Estados Unidos, 2014), "De adentro hacia afuera", Antología resonante. Selección de obra poética y ensayística, editorial Bonobos, Toluca, México, 2016
Traducción de Pura López Colomé
Cat-Faith
As a cat, caught by the door opening,
on the perilous top shelf, red-jawed and raspberry clawed,
lets itself fall floorward without looking,
sure by cat-instinct it will find the ground,
where innocence is; and falls
anyhow, in a furball, so fast that the eye
misses the twist and trust
that come only from having fallen before,
and only notices cat silking away,
crime inconceivable in so meek a walk:
so do we let ourselves fall morningward
through shelves of dream. When, libertine at dark,
we let the visions in, and the black window
grotesques us back, our world unbalances.
Many-faced monsters of our own devising
jostle on the verge of sleep, as the room
loses its edges and grows hazed and haunted
by words murmured or by woes remembered,
till, sleep-dissolved, we fall, the known world leaves us,
and room and dream and self and safety melt
into a final madness, where any landscape
may easily curdle, and the dead cry out...
but ultimately, it ebbs. Voices recede.
The pale square of the window glows and stays.
Slowly the room arrives and dawns, and we
arrive in our selves. Last night, last week, the past
leak back, awake. As light solidifies,
dream dims. Outside, the washed hush of the garden
waits patiently and, newcomers from death,
how gratefully we draw its breath!
Yet to endure that unknown night by night,
must we not be sure, with cat-insight,
we can afford its terrors, and that full day
will find us at the desk, sane, unafraid --
cheeks shaven, letters written, bills paid?
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