martes, enero 26, 2010

Pier Paolo Pasolini / Dos poemas


De "Apéndice II"

Un pájaro inaudito en la acequia
canta, y una infinidad -mis años-
evoca en la soledad. Siento
así que estoy vivo en la mañana,
siento que me blanquean las manos
y los cabellos me oscurecen la frente,
al pálido grito de este pájaro.

Luego regresa el silencio, espeso, atroz
silencio, y yo siempre lejano, suspendido
en un sueño, apenas vivo, siempre atento
a recordarme.


De "La riqueza, 2"

¡Ah, replegarse en uno mismo, y pensar!
Decirse, sí, ahora pienso -sentado
en el asiento, cerca de la amigable ventanilla.
¡Puedo pensar! Quema los ojos, la cara,
con las podredumbres de Piazza Vittorio,
la mañana, y, mísero, adhesivo,
mortifica el olor del carbón
la avidez de los sentidos: un dolor terrible
pesa en el corazón, de nuevo vivo.

Animal vestido de hombre -un chico
enviado de paseo, solo, por el mundo,
con su abrigo y sus cien liras,
heroico y ridículo voy al trabajo,
yo también, para vivir... Poeta, sí,
pero aquí estoy, en este tren
cargado tristemente de empleados,
como un chiste, blanco de cansancio,
aquí estoy, sudando mi estipendio,
dignidad de mi falsa juventud,
miseria de la que, con humildad interior
y ostentosa aspereza, me defiendo.

¡Pero pienso! Pienso, en el amigable rinconcito,
inmerso, la entera media hora del recorrido
de San Lorenzo a las Capannelle,
de las Capannelle al aeropuerto,
en pensar, buscando infinitas lecciones
en un solo verso, en un bocado de verso.
¡Qué estupenda mañana! ¡A ninguna otra
igual! Ahora, hilos de magra
neblina, ignorada entre los terraplenes
de acueducto, recubiertos
de casuchas pequeñas como caniles,
y calles tiradas allá, abandonadas
al uso de solamente esa gente pobre.
Ahora, arrebatos de sol sobre praderas de grutas
y cuevas, natural barroco, con verdes
extendidos por un mendicante Corot; ahora soplos de oro
sobre las pistas donde, con deliciosas grupas marrones,
corren los caballos, montados por muchachos
que parecen aun más jóvenes, y no saben
qué luz hay en el mundo alrededor de ellos.

Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-Ostia, 1975), Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2003
Versiones de Jorge Aulicino


Un inaudito uccello sulla roggia / canta, e un' infinità -i miei anni- / evoca nella solitudine. Sento / così che sono vivo nel mattino, / sento che mi biancheggiano le mani / e i capelli m' ombrano la fronte / al cereo grido di questo uccello. //Poi ritorna il silenzio, fitto, atroce / silenzio, e io sempre lontano, a un sogno / sospeso, appena vivo, sempre intento / a ricordarmi.

Diari 1943-1953, Appendici a "Dal Diario", Appendice II (1945-1947)


Ah, raccogliersi in sé, e pensare! / Dirsi, ecco, ora penso -seduti / sul sedile, presso l' amico finestrino. / Posso pensare! Brucia glio occhi, il viso, / dalle marcite di Piazza Vittorio, / il mattino, e, misero, adesivo, / mortifica l' odore del carbone / l' avidità dei sensi: un dolore terribile / pesa nel cuore, così di nuovo vivo. // Bestia vestita da uomo -bambino / mandato in giro solo per il mondo, / col suo cappotto e le sue cento lire, / eroico e ridicolo me ne vado al lavoro, / anch' io, per vivere... Poeta, è vero, / ma intanto eccomi su questo treno /carico tristemente di impiegati, / come per scherzo, bianco di stanchezza, / eccomi a sudare il mio stipendio, / dignità della mia falsa giovinezza, / miseria de cui con interna umiltà / e ostentata asprezza mi difendo... // Ma penso! Penso nell' amico angoletto, / immerso l' intera mezzora del percorso, / da San Lorenzo alle Capannelle, / dalle Capannelle alle aeroporto, / a pensare, cercando infinite lezioni / a un solo verso, a un pezzetto di verso. / Che stupendo mattino! A nessun altro / uguale! ora fili di magra / nebbiolina, ignara tra i muraglioni / dell' acquedotto, ricoperto / da casette piccole come canili, / e strade buttate là, abbandonate, / al solo uso di quella povera gente. / Ora sfuriate di sole, su praterie di grotte / e cave, naturale barocco, con verdi / stesi da un pitocco Corot; ora soffi d' oro / sulle piste dove con deliziose groppe marrone / corrono i cavalli, cavalcati da ragazzi / che sembrano ancor più giovani, e non sanno / che luce è nel mondo intorno a loro.

La religione del mio tempo, La richezza (1955-1959), 2



Ilustración: Fresco de una casa pompeyana (detalle), entre 25 y 50 d. C.

2 comentarios:

  1. Muy buena la selección y la calidad de las traducciones!

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  2. Muy buena la selección!Voy a tratar de linkearlo!

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