martes, enero 22, 2008

Julio Trujillo / En el recital

En el recital

En la tarima,
tras unos refulgentes vasos de agua,
nos encaran los poetas
(cuando su vista se posa distraídamente en mí
no les sostengo la mirada,
no sé cómo,
esbozaría una sonrisa idiota).
Helos ahí,
tan expectantes como el público
inverosímil que vino a escucharlos.
Nos separa un espacio de inacción
e incómodo silencio que aprovecho
para aprender algo de ellos.
¿Qué hacen con sus manos los poetas?
¿Cómo las domestican
para que estén sobre la mesa quietas,
bien portadas,
sin ostentar su íntimo alboroto?
¿Y qué hacen con su cara,
tan aparentemente calma e inspirada?
¿Cómo contienen
la delirante gesticulación
que a mí me asalta
cuando me escrutan las otras miradas?
¿Qué hacen los poetas con su cara?
Y las piernas,
que suele vedar un paño,
¿las cruzan y descruzan con apenas
controlado frenesí?
¿Sí?
Y cuando leen los otros,
¿los miran fijamente hasta bloquear
aquello que están leyendo
(no vaya a parecer que los desdeñan)?
¿Por qué ninguno de ellos se levanta,
arquea
su esqueleto y se deleita
con el tronar secreto de sus huesos?
¿Cómo es que los poetas,
ahí sentados,
esperando turno,
no eructan andanadas de improperios?
Les voy a preguntar,
lo estoy haciendo,
¿por qué no abren los brazos y aletean
–patéticos y bellos–
para escaparse volando?

Julio Trujillo
(Ciudad de México, 1969)

Vía Periódico de poesía de la UNAM

1 comentario:

  1. Va un poema que casi nadie relee del autor de este blog, y que, me parece, suma a lo que se está hablando:
    Cezanne

    sólo con inclinarme de derecha a izquierda
    de izquierda a derecha, me basta,
    escribía Cezanne

    podría pasarme la vida aquí
    inclinándome de derecha a izquierda
    y de izquierda a derecha
    y no agotaría la realidad, explicaba

    espacios en blanco en las últimas telas de Cezanne
    indican a los expertos
    que había llevado su teoría hasta el último extremo

    otros
    los atribuyen a dificultades de la vista:
    Cezanne dejó en blanco lo que no podía ver

    en este caso(o en ambos)
    ¿por qué Cezanne no esforzó la imaginación?

    el interrogante debe hacer pensar
    a esos esoteristas vernáculos, a
    distintas especies de mistificadores

    ¿por qué Cezanne no quiso pintar lo que sus ojos
    –aun moviéndose con su cuerpo de derecha a izquierda
    de izquierda a derecha– no podían ver?

    ¿por qué escriben sobre lo que el corazón no ve?
    ¿por qué escriben sobre lo que la inteligencia no celebra o llora?

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