La juventud tiene mil ocupaciones.
Estudiamos gramática hasta atontarnos.
A mí,
me echaron del quinto año,
y fui a apolillar en las cárceles de Moscú.
En nuestro pequeño mundo doméstico,
para las camas aparecen poetas de pelo rizado.
¿Qué saben estos líricos anémicos?
A mí, pues,
me enseñaron a amar en la cárcel.
¿Qué vale comparado con esto,
la tristeza del bosque de Boulogne?
¿Qué valen comparado con esto,
los suspiros ante un paisaje de mar?
Yo, pues,
me enamoré de la ventanilla de la cámara 103, [1]
de la "oficina de pompas fúnebres".
Hay gente que mira al sol todos los días
y se enorgullece.
"No valen mucho sus rayos" -dicen.
Pero yo,
entonces,
por un rayito de sol amarillo,
reflejado sobre mi pared,
hubiera dado todo en el mundo.
[1] Número de la cámara de la cárcel donde estuvo Maiacovski durante un año (N. de la T.)
Vladimiro Maiacovski (Baghdati, Georgia, 1893 – Moscú, 1930), "Amo", 1922, Obras escogidas, tomo I, Editorial Platina, Buenos Aires, 1957
Traducción de Lila Guerrero
Más poemas de Vladimiro Maiacovski en Otra Iglesia Es Imposible, A Media Voz, UNAM, Eterna Cadencia, Círculo de Poesía
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Foto: Vladimiro Maiacovski por Alexander Rodchenko, Moscú, 1924 adoc-photos/ Corbis/ Getty
Un estado personal. La soledad. Nada conforme con casi todo.
ResponderBorrarSerá con casi nada
ResponderBorrarni con uno
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