domingo, mayo 31, 2015

Roberto Guareschi / La caza

 
   
        




                  
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                    Ted Hughes

Una noche capturé un zorro en mi cabeza.
Tenía nieve en el hocico
su aliento hacía vapor
y su mirada me envolvía tranquila y ausente
si podía sostenerla sin miedo y sin apuro,
si no se iba trotando con su inmensa cola.
Otra noche capturé una mujer.
Traía la electricidad de las tormentas
la envolvía el olor que anticipa la lluvia
a veces un miedo desnudo le temblaba en los ojos
no era fácil soportar tanto voltaje.
Ella no huía de mí:
me esperaba en la cama
con su pelo alborotado y su miedo
pero tenía un adiós
en la manera de poner el cuerpo
y en la voz angostada en la garganta.
Yo nunca hacía a tiempo:
cuando llegaba ya se había ido sin su cuerpo,
sólo me quedaba una tibieza
y la oscuridad de su pubis apenas entrevisto.
Pienso que se cansaba de esperarme.
Pobre: irse es fácil los primeros metros
después los escombros se amontonan a tu espalda.
¿Y yo? Quedarse atrás parece más sencillo
pero cada segundo lo pagás después con sangre.
Ahora estoy solo de la peor manera:
al zorro lo comieron mis desgracias
y ella no va a salir de mi cabeza.

[inédito]

Roberto Guareschi (Buenos Aires, 1945)

2 comentarios:

  1. Qué estaría haciendo ese domingo?

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  2. Es verdad que uno atrapa imágenes en su cabeza como en los sueños. Y esas imágenes traen otras y en el caso de este diáfano poema de Roberto Guareschi las imágenes se desatan o precipitan hacia dentro, hacia la interioridad del poeta y hacia la interioridad de quien los lee. Y también es cierto que esos ejercicios de instropección a los que nos convoca un buen poema nos aclaran, nos esclarecen. Son como estámpidas de luz.

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