¡Corran -les gritó-
ya se han dado cuenta de que son poetas!
Y así -de rompe y raje- estuvieron idos
con sus pentámetros yámbicos a cuestas
agarrados de sus sombreros de fieltro
perdiendo algunos Wordsworth en el camino.
Fue en tandas de cinco que se las tomaron
llevados por motoqueros del infierno
a la loma donde el Lucifer de Milton
acabado de tanto trajín y dolo
giraba en pura sangre de calesita
sin pillar sortija.
Juan Anselmo Leguizamón (Santiago del Estero, 1971), inédito
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