lunes, septiembre 10, 2012

Darío Rojo / De "La sexta armonía"




La sexta armonía
Primera parte
(Fragmento)

……….

No importa quién viaje ni adónde

en su descripción del movimiento
tampoco está la respuesta. No hay
respuesta ni descripción, sujeto u objeto

hay una sustancia que va del exterior
al exterior: al menos así parece.
Parece que una rana traspasa la puerta.

Parece que un guanaco caga en el patio.
Parece que el conde recibe una trucha.

……….

Los antiguos llamaron sensación

a los hechos y objetos a los viajes:
el aleteo del sobretecho
de una carpa y los polígonos

radiales que enriquecen
con educado vocabulario
la representación de las coníferas.

En el recorrido de las sustancias

el comandante Wang estrelló
el contenido de su sartén
en una lámina donde aún quedan

gotas resecas de un material
anterior a las primeras palabras
que alguien hubiese pronunciado

en ese hogar. Escamas encostradas
en la tierra de turistas.
Una lata que se abre, un sobre

que es abierto, un relicario que
contiene cuatro fotos, una carpeta
en la computadora. La puerta

de par en par, ventana
con persiana que no baja

y al haber sintetizado ese instante
en que la vista posar no puede:

¡Ginkgo biloba!
o felpa de cornamenta

de demonio doméstico, sintetizado
y encapsulado en carrocería de magnífico
metal, en goretex sin mácula

que a nonato llega solo en nombre.
El topo convoca a fuerzas auxiliares
de patrones presentes

en el aire circundante, un topo
cuyo corazón pertenece a sí mismo
y a las flores que el exterior orlan.

Darío Rojo (Eduardo Castex, La Pampa, 1964), La sexta armonía, inédito

Ilustración: Das Schlaraffenland (El País de Jauja), 1567, Pieter Brueghel, el Viejo

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