miércoles, noviembre 30, 2011

Hwang Ji-woo / Dos poemas





Yendo a pie hasta el río Chesok

    Es febrero. Me acordé de repente del poeta Ko Eun, monje budista secularizado, cuando entré en la zona del templo budista Yung-so. ¿No habría entrado él tal vez ya en el nirvana? Ando a pie hasta el río Chesok y sigo pensando en él, tal vez muerto ya. Es febrero. Entra en mi patio interior el templo Yung-so y una pieza de la torre Baek-che se va quedando acepillada por el agua fría del río. El frío me hiela los tobillos, me hiere la orejas. Me duele la carne en todo el cuerpo mientras el mundo está más tranquilo que nunca.

Una cabra negra llora en el herbazal

Las golondrinas han hecho ejercicios de vuelo en formación
aun con el tiempo nublado, para estar en forma para volver
El banco del pantano está todo cubierto de arbustos revueltos
y todos éstos muestran el color plateado de las hojas al revés
Correrá aire también allá en la isla de Okinawa
Está revuelta la piel acuática del pantano verde
mientras se retuerce de fatiga el herbazal bajo el cielo alargado
Una cabra negra llora y grita sobre las hierbas
tirando con más esfuerzo la cuerda que la tiene atada
como si se olvidara de la vida recien inaugurada

Hwang Ji-woo (Haenam, Corea del Sur, 1952), No brilla la luz verdadera, traducción de Yong-Tae Min, editorial Bajo la Luna, Buenos Aires, 2011

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Ilustración: Floating Ice, 1910, Geroge Bellows

1 comentario:

  1. ¨Una cabra negra llora y grita sobre las hierbas¨... Imágenes así, Jorge un Abrazo desde Tierra del Fuego, Ale.

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