padre mío...
padre mío
has quedado en tumba ajena alada y animal
así estremecidos ceremonias y usos
con la generosidad de otra especie la calma parece acercarse
empecinado fuiste y tus hijos
el cuerpo de un pájaro concentra todos tus cantos
y las patas quebradas
a esta tumba -no es altar- vuelvo a llevar mis flores tardías
conozco el lugar con mis manos fue cavado
con las manos de todos nosotros fue cavado
es que cavamos
para tener donde hincarnos persignar
para bajar las cabezas y quedarnos sin padre
en este suelo -por dos siglos herido- cada tumba se levanta
borde piadoso y bullente de la tierra alzada
María Mascheroni (Buenos Aires, 1958), El cansancio de los hijos, Hilos Editora, Buenos Aires, 2011
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Foto: María Mascheroni Facebook
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