viernes, febrero 29, 2008

Eugenio Montale / de "Dos prosas venecianas", 2

Dos prosas venecianas

II

Farfarella garrulo portero fiel a las órdenes
dijo que estaba prohibido molestar
al hombre de las corridas y los safaris.
Le ruego lo intente, soy amigo de Pound
(exageraba un poco) y merezco un trato
particular. Quizá... El tipo levanta el auricular,
saluda escucha parlotea y he aquí que
el oso Hemingway mordió el anzuelo.
Y todavía en la cama, entre la pelambre
asoman solo los ojos y los eczemas.
Dos o tres botellas vacías de Merlot,
avanzada del total que vendrá.
Abajo en el restaurante todos están a la mesa.
Hablamos no de él sino de nuestra
Adrianne Monnier carissima, de la rue de l 'Odeón,
de Sylvia Beach, de Larbaud, de los rugientes años treinta
y de los rebuznantes cincuenta. París y Londres un chiquero,
New York stinking, apesta. Nada de caza en los pantanos,
nada de patos salvajes, nada de muchachas
y menos aun la idea de un libro semejante. (1)
Compilamos un elenco de amigos comunes de quienes
ignoro el nombre. Todo está rotten, podrido.
Casi llorando me ordena no mandarle gente
de mi clase, peor si son inteligentes.
Después se levanta, se cubre con una bata de baño
y me lleva a la puerta con un abrazo.
Vivió todavía algunos años y muriendo dos veces
tuvo tiempo de leer su necrológica.

Eugenio Montale, Satura, 1971

(1) Es probable que Montale aluda a la novela "Al otro lado del río y entre los árboles", publicada por Ernest Hemingway en 1950, que cuenta el amor otoñal de un oficial estadounidense en Venecia, terminada la guerra. El encuentro narrado en el poema podría fecharse promediados los "rebuznantes" cincuenta, puesto que el novelista "vivió todavía unos años más" y aún planeaba escribir otra novela sobre la Segunda Guerra Mundial. Hemingway se suicidó en 1961. (N. de R.)

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