Estudio comparativo de la anatomía de las manos en la representación
de la pintura inglesa de comienzos del siglo XIX
existían hombres de ideas auténticas
y sinceras. dueños de jardines de pájaros
exóticos, de botellas de láudano junto
a los pinceles. hombres de un profundo
desagrado por lo convencional. Algunos
de ellos, para estudiar la naturaleza,
cerraban —con las manos de su amante
en el marco—, la puerta. nacía la pintura:
Beatriz y sus dos ramilletes descompuestos
que no cavan un hueco, no se lamen
un dedo, no levantan, no empuñan,
ni tallan la piedra. por esos hombres o en su contra,
vino mi padre a enseñarnos a pintar casas,
a resanar paredes. era un buen hombre.
renunció a ser poeta. poseía como aquellos,
un profundo desagrado por lo convencional
y una selección de fotos de Lady Diana
en las que nunca se le vieron las manos.
Consideraciones sobre la destrucción de Roma I
no culpo al gallo de fuego chino por nuestro incendio
no veo augurios en las mellas del anillo
ni busco respuestas en los cachitos de uña
que escupimos en los ceniceros
me rehúso a leer un vaticinio en ese sueño donde los gatos
franqueaban laberintos y escaleras
a ser de aquellos que esperan que doce cornejas caigan muertas
antes de firmar la hipoteca
todo lo humano también es divino solo porque es humano
y existe un efecto transcendente en el acto de no cruzar
ciertos litorales
para que la vida no le haga golpe de estado a las palabras
o para que un verso no le haga golpe de estado al sexo
hemos de conformarnos con contemplar la iglesia en llamas
desde las escaleras
no porque seamos ateos no porque no tengamos miedo
sino porque es suficiente dejar el sexo en el sexo
el horóscopo en la billetera
y en el poema los acertijos del incendio
Ramona de Jesús (Medellín, Colombia, 1990)
Gog y Magog,
Buenos Aires, 2022
No hay comentarios.:
Publicar un comentario