lunes, febrero 27, 2023

Helene Johnson / Soneto para un negro en Harlem



Eres despectivo y magnífico
Tu cuerpo perfecto y tu andar pomposo
Tus ojos negros, relámpagos de odio
No importa que no puedas imitar
A aquellos a quienes desprecias
Tus hombros elevados sobre la multitud
Tu orgullosa cabeza inclinada hacia atrás
En rica y bárbara canción
Palmeras y mangos se achican ante tus ojos
Deja que otros sufran y trabajen
Y, ambiciosos, aprieten los garfios ávidos de oro
¿Por qué no mostrar tu sensibilidad superior?
El odio borrará las marcas de tus pies
Amo tu risa profunda y arrogante
Demasiado espléndido eres para estar aquí
En esta callejuela del Harlem

Helene Johnson (Boston, Estados Unidos, 1906 - Nueva York, Estados Unidos, 1995), The Book of American Negro Poetry, Brace and Company, Harcourt, 1922 Vía Poems Org
Traducción de Julio Orione


Foto: Literary Ladies Guide. Abajo, el retrato tal como aparece en esta fuente

De la biografía de Helene Johnson en Poetry Foundation:

"Helene Johnson nació en Boston y creció en Brookline, Massachusetts. Nunca conoció a su padre, y su madre era hija de antiguos esclavos. Johnson vivió durante un tiempo en la casa de su abuelo y dos tías, una de las cuales la apodó Helene. Asistió a la Universidad de Boston y a la Universidad de Columbia. Su talento como escritora se notó temprano cuando ganó el primer premio en un concurso de cuentos patrocinado por el Boston Chronicle. En la década de 1920, se mudó a la ciudad de Nueva York con su prima, la novelista Dorothy West, y se convirtió en parte del Renacimiento de Harlem. En su ensayo en el libro The Harlem Renaissance Remembered, Ronald Primeau describió así el trabajo de la poeta: 'Helene Johnson... combina una expresión de deseos insaciable con una descripción realista de la vida del gueto y un descubrimiento de las raíces de su pueblo'." -- Traducción mecánica


Sonnet to a Negro in Harlem

You are disdainful and magnificent—
Your perfect body and your pompous gait,
Your dark eyes flashing solemnly with hate,
Small wonder that you are incompetent
To imitate those whom you so despise—
Your shoulders towering high above the throng,
Your head thrown back in rich, barbaric song,
Palm trees and mangoes stretched before your eyes.
Let others toil and sweat for labor’s sake
And wring from grasping hands their meed of gold.
Why urge ahead your supercilious feet?
Scorn will efface each footprint that you make.
I love your laughter arrogant and bold.
You are too splendid for this city street.




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