domingo, febrero 25, 2007

El blog de Constant

1804
Experimento efectivamente con Goethe una molestia en toda conversación. ¡Qué pena que la filosofía mística de Alemania lo haya ganado! Me ha confesado que el fondo de esta filosofía es el spinocismo. En efecto, los místicos de Schelling tienen en muy alta estima a Spinoza. Pero ¿por qué asociar esto con ideas religiosas y, lo que es aun peor, el catolicismo? Es, según dice, porque el catolicismo es más poético. Y Goethe dice: "Prefiero que me dañe el catolicismo a que me impidan valerme de él para volver mis obras más interesantes". El abuso de la analogía está muy presente en Goethe y sobre todo en sus pretensiones sobre química y las ciencias exactas.


Encontré en el catecismo de los groenlandeses cosas contrarias a lo que yo había afirmado sobre la ausencia de moral y de sacerdocio en el fetichismo. Debo corroborar el hecho y verificar la causa. Es más interesante explicar una excepción que negarla. Esta última solución obedece siempre a una pretensión de sistema.


Visito a Mme de Schwatzkopf. Escena conyugal. En ella reconozco a la perfección la situación de la que salí. "¡Yo no puedo dejar a mis hijos enfermos y felicito a quienes tienen ese coraje!". Ante esta escena, el pobre S... sonreía, bromeaba, suplicaba y se moría de ganas de ir a cenar conmigo, sin atreverse a no sacrificar ese placer por una mujer que no sentirá ningún reconocimiento por ese sacrificio. Mme S... es por completo del tipo sentimental alemán: cintas rosas, actitud melancólica, una voz suave, un alma algo vagabunda, susceptibilidad, amargura, epigrama, un gran sentimiento de superioridad sobre su marido... Y creen que eso es una mujer deseable... ¡Pero si es el infierno!

En un almuerzo tuve una conversación con Prevost (...) en especial sobre la afirmación de Schelling de que hay tres épocas del hombre: el azar, la naturaleza, Dios. (...) en la primera época, cuando aún ignora tanto la ley física como la ley moral de este universo, es para él el reino del azar, es decir efectos cuyas causas ignora. En la segunda época, cuando ya ha descubierto las leyes físicas pero aún desconoce las leyes morales, es el reino de la naturaleza. Finalmente, cuando se le revelan las leyes morales, es el reino de Dios. Mientras el hombre no conoce a Dios es como si Dios no existiese para él. Luego es posible decir en este sentido que él crea a Dios en relación con él, a medida que lo descubre.


Almorcé con un montón de imbéciles. Sólo en nuestro país los imbéciles son tran pretenciosos y tan imbéciles. Había un ruso que era menos imbécil, o parecía serlo.


1815
Waterloo ha destruido todo.


Regresa el emperador, me ha mandado llamar. Jamás pierde la calma ni la gracia. Mañana abdicará. ¡Los miserables! ¡Lo sirvieron con entusiamo cuando pisoteaba la libertad y lo abandonan cuando quiere establecerla!

Benjamin Constant, Diario íntimo. Epílogo y traducción de Jorge Salvetti. Selecciones de Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2006

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