viernes, noviembre 11, 2022

Alberto Muñoz / De "Obras sanitarias"




Alexandra Andreyevna Assier

Papá me contó a mis seis años que Alexandra, la madre de 
Tchaikovsky, se había suicidado tomando un vaso de agua 
contaminada. Los médicos, para intentar salvarla, la metieron en 
una tina con agua hirviendo. 
Imaginaba su cuerpo amoratado, flotando entre la densa niebla del 
baño. 
La peste rusa, el cólera, se llevaba las vidas de los ilustres y de los 
comunes. 
Veía el cuerpo de la madre llagado, deshaciéndose, soltando sus 
pedacitos. 
Le pregunté a papá si el alma también hervía.


Creo en los fantasmas que hablan en criollo

Creo en los fantasmas que hablan en criollo, no en los escoceses, 
que revuelven la comida negra de sus mentes fosfóricas, pidiendo 
camisolas para sus gaitas, escarpines para sus críos. 
Los fantasmas son remordimientos.
Los nuestros son guardianes, no se afeitan, se hacen llamar Peñaloza 
o Peralta; son entrerrianos que galopan en caballos de madera, 
rojos, con los ojos saltones. 
La realidad los pudre en los embarcaderos; flotan en el Paraná entre 
bidones y comadrejas muertas.
Tienen que aceptar estos sátrapas que uno no se los quiere encontrar 
en el ropero, o sentados al piano tocando chacareras.
Que sientan los bárbaros criollos que para la Real Academia 
Española, “fantasma” quiere decir: muertito familiar.


Anoche me visitó el fantasma de Trotski

Anoche me visitó el fantasma de Trotski o una adherencia sin 
rodillas.
–Sólo los viejos amores me han llenado los ojos de lágrimas, no 
he llorado lo suficiente en mi juventud, ¿has leído a Raimundo 
Sabunde?
–No...
–¿Montaigne?
–No...
–¿De quién has oído hablar?
–De Leonard Cohen...
–¿Derramaste lágrimas con él?
–No.
–¿Con quién derramaste lágrimas?
–Con una compañera de aula...
–¿Morías por esa criatura?
–¡Más que eso!...
–Renacías...
–Sí.
–Deberías llorar por esa revolución.

Alberto Muñoz (Buenos Aires, 1951)

Obras sanitarias
,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2022











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