Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.
Por eso aquí entre rejas,
en diecinueve inviernos
perdí mis primaveras.
Preso desde mi infancia
y a muerte mi condena,
mis ojos van secando
su luz contra las piedras.
Mas no hay sombra de arcángel
vengador en mis venas:
¡España! es sólo el grito
de mi dolor que sueña.
Fernando Macarro, Marcos Ana (Alconada, España, 1920-Madrid, 2016), Te llamo desde un muro, Organización para la Amnistía General de España y Portugal, Buenos Aires, 1961
Foto: Juventud Comunista
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