Sabe
con razón
que esta lluvia
de infancia
nos pertenece.
Deshechos
los truenos y los
relámpagos,
no tenemos
ya nada
entre manos.
La tardecita
antes del anochecer
absorbe
este rumor de lluvia
monocorde
y nos dice
con voz inaudible
que algo de su humedad
forma parte
de la incertidumbre del mundo,
de lo que –a cualquier precio
y de todas maneras–
nos empeñamos en llamar
un espacio de protección.
Carlos Battilana (Paso de los Libres, Argentina, 1964), Una mañana boreal, publicará Club Hem, La Plata
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