Dejo un testamento a favor de Salud Pública:
Les dono todo. Podrán usar fluidos y tubos,
melazas y pegamentos, la trama de nervios y venas,
el seso nutricio, un surtido de caries, emparches y heridas.
Sangre -un tazón lleno de sopa de arándano-,
el armatoste o la catedral de huesos.
Pero no el corazón, todo menos el corazón.
Lleven el paquete completo,
los aros y las bobinas, tuercas, resortes y varas,
engranajes y poleas, y hasta mi cara,
todo, mi caja entera y mis manos.
Pero no el péndulo del compás, el tic-tac.
Tendrán que dejarlo donde se detuvo o donde cuelga.
Simon Armitage (Huddersfield, Inglaterra, 1963), Poesía insular: seis poetas británicos de los '90, versiones y notas de Santiago Espel, prólogo de Fernando Kofman, La Carta de Oliver, Vicente López, 2016
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