I
algunos mueren como los conejos
mirando la luz
de su propio exterminio
no esperan tomando la sopa fría
su pastilla del corazón
oliendo la propia
sostenida
corrupción de la carne
amanece y alguien entra
al cuarto oscuro, el televisor
alumbra los ojos vacíos
como los de la muñeca
en el estante
afuera
el árbol se mueve un poco
y más atrás los autos
después
la vida de siempre
como siempre
Elena Anníbali (Oncativo, Argentina, 1978)
La casa de la niebla,
Ediciones del Dock,
Buenos Aires, 2015
Extraordinario poema. De una intensidad que parece estar "fuera de época". Bienvenida sea. Me gustaría conocer más de la autora.
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