domingo, enero 29, 2012

Attilio Bertolucci / Dos poemas



A Pasolini
(en respuesta)

¿Sobrevivencia, nuestra tierra? Pero son largos
estos crepúsculos, como de verano que nunca

llega la hora de la lámpara encedida, de aquellas
mariposas nocturnas irracionales que se estrellan,

atraídas y rechazadas por el claror que es vida
(pero era también vida el día que muere).

Sólo nos sea dado, en un tiempo incierto
de tránsito, recordar, recordar para nosotros

y para todos, la paciencia de los años
que los relámpagos de amor hirieron - y se apagaron.


Eliot a los doce años
(en una fotografía)

Hoy un viento cálido recorre la tierra,
no árido ni seco como será más tarde;
arrastrando hojas de cobre con un sonido
que imita el infierno, prepara el purgatorio

y su somnolencia otoñal. Esto
es marzo con el sol que te hace
estrechar los ojos hondos, oscuras violetas
sobre las que se fruncen los cabellos desordenados

cuanto permite, o exige, la etiqueta de la
Nueva Inglaterra exiliada en las riveras
meridionales: y tú jamás de frente
querrías combatirla. Vencerla -

si hoy la amarga boca adolescente tal
propósito y empeño significa, mientras
contra la pared de ladrillos el fotógrafo
finge tu ejecución y las rodillas

languidecen culpablemente en la tibieza
de la estación y de la edad - y vencida
abandonarla vacía sobre las orillas del tiempo,
reluciente, querrá decir vivir y escribir

hasta el enero inclemente, el invierno de los huesos.


Attilio Bertolucci (San Lazzaro, Parma, 1911-Roma, 2000), "Viaggio d'inverno", 1971, Opere, Mondadori, Milán, 1997
Versiones de J. Aulicino

A Pasolini
(in risposta)

Sopravvivenza, la nostra terra? Ma durano a lungo
questi crepuscoli, come d'estate che mai, mai

viene l'ora della lampada accesa, di quelle
falene irragionevoli che vi sbattono contro,

attrate e respinte del chiarore che è vita
(eppure vita era anche il giorno che muore).

Soltanto ci sia dato, in tun tempo incerto
di trapasso, ricordare, ricordare per noi

e per tutti, la pazienza degli anni
che i lampi dell'amore ferirono - e si spensero. 



Eliot a dodici anni
(da una fotografia)

Oggi un vento caldo corre la terra,
non arido non secco come sarà più tardi,
trascinando foglie di rame in un suono
che imita l'inferno prepara il purgatorio

e su sonnolenza autunnale. Questo
è marzo con il sole che ti fa
stringere gli occhi fondi, brune violette
su cui s'aggrondano i capelli scomposti

quanto permete, o esige, l'etichetta della
Nuova Inghilterra esule su rive
meriodinali: e tu mai di petto
vorrai combatterla. Vincerla -

se oggi l'amara bocca adolescente tale
proposito e impegno significa mentre
contro il muro di mattoni il fotografo
finge la tua esecuzione e i ginocchi

illanguidiscono colpevolmente al tepore
della stagione e dell'età - e vinta
abbandonarla vuota sulle rive del tempo,
e lucente, vorrà dire vivere e scrivere

sino al gennaio inclemente, all'inverno delle ossa.

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