9-
datos cruciales sobre nosotros: lunares,
aeropuertos, beber y envejecer. podemos
sentirnos regocijados y saber por qué. dóciles
a la gracia. creemos en todo lo que podemos
recordar. y en el día después de mañana.
permanecemos fumando apoyados en un farol.
de la fecha o de la hora nadie sabe nada
pero entrevemos, sin espanto, ansiedad,
píldoras y un colapso nervioso. y ahora
desearía sentir tu cabeza en mi hombro.
28-
¿qué sabemos de tu corazón, todos nosotros,
borrados, tachados, desetiquetados, idiotas
sin historias, consortes amantísimos, alcohólicos
en recuperación, choferes?¿tu corazón se parece
al nuestro, bibliotecarios, ociosos primeros actores,
instructores de buceo, sociólogos, objetivos
terroristas, fotógrafos, animales con nombre
de pintor, peluches demisexuales?
¿interpretamos un papel, estuvimos ahí?
Alberto Cisnero (La Matanza, provincia de Buenos Aires, Argentina, 1975)
Barnacle,
Buenos Aires, 2023
Otra Iglesia Es Imposible - Barnacle Ediciones - Ediciones Ruinas Circulares - Premios Nacionales - Op. Cit. - La Biblioteca de Marcelo Leites - Colofón - Low-Fi Ardentía - El Septentrión - Poetas Argentinos - Jámpster - Poesía - Mestiza - Hoy Día - El Coloquio de los Perros - De lo que no Aparece en las Encuestas - Meta Poesía/Facebook - Plástico - Página 12
Varios poemas he leído de Alberto Cisnero. Varios me han entretenido y algunos, felizmente, han sido de mi agrado. Todos me han llevado a la misma pregunta: ¿cuál es el móvil que persuade a la necesidad del verso en artefactos como los de esta publicación? Más dichoso hallaría el ritmo de la prosa o, al menos, un avance libérrimo hacia la esticomitia. El ritmo es mutilado para complacencia de cuáles caprichos?
ResponderBorrarSaludos,
Nahuel
No sabría responder a su pregunta, solo sé que la prosa tiene estructuras que no se condicen con las de la poesía. Narrativa, secuencia dramática (planteo, nudo desenlace, etc, aun vigentes)- Los prosistas que se alejaron de estas estructuras de la prosa se acercaron a la poesía y escribieron de hecho poemas. Por ejemplo, Carver. Por otra parte usted llama verso solo a la repetición con el mismo metro, estimo comprender. Yo diría que es un poco más que eso. De la esticomitia no puedo decirle mucho, no la conozco.
ResponderBorrarLe agradezco el comentario
Comprendo la prosa y sus estimaciones. Y entiendo que en ella puede también existir la poesía sin mayores contradicciones, siendo capaz incluso de prescindir del verso. Proust, por ejemplo, supo escribir un poema en prosa de tres mil páginas intentando recuperar algo. Onetti, en algún artículo que no recuerdo definió una concisa y certera poética de forma espléndida: «Poeta es el que escribe unas cosas —no necesariamente en verso— que despiertan en mí unas misteriosas sensaciones, que llamo poéticas, porque no hay otra palabra para nombrarlas. Y punto».
ResponderBorrarYo asocio esa sensación de lo poético con el ritmo. Otros supieron estimarlo de la misma forma. Si no recuerdo mal, Octavio Paz dirige la primera parte de El arco y la lira a las tratativas sobre éste tema. Mantener patrones métricos en el verso, por supuesto que ayuda, y por supuesto que también cercena. El verso libre consiente a quien lo escribe a ritmar en otras cadencias. El juego rítmico que propone es inmenso. Eliot al comienzo de The Waste Land lo trae de maravilla; o el recalcitrante balbuceo de Paul Celan cortando las palabras y encabalgándolas al verso contiguo (mecanismo, por otra parte, nada nuevo: Fray Luis de León corrobora); o Vallejo haciendo y deshaciendo cual le place.
Mi pregunta iba hacia otro lado, más subjetivo, menos alcanzable: ¿para qué mutilar la belleza de lo que se viene diciendo con tanta armonía cuando el metro, precisamente, no obliga a ello y el propósito no abarca lo fragmentario?
La esticomitia implica una concordancia entre la unidad sintáctica y la unidad métrica. Es decir, que el verso se sostenga en el verso. Lo contrario al encabalgamiento. Casi todo el primer canto de Altazor y casi todo Piedra de sol son algunos ejemplos donde prima la esticomitia.
Leí el poema, me gustó. Sentí lástima de la ruptura y plasmé la observación, quizá inútil, quizá fulgúrea, quizá apenas simulacro.
Muchas gracias por la labor que desarrolla con ésta página. Intento no pasar un día sin saltearme la nueva publicación.
Saludos desde Salto, Uruguay.
Nahuel.
Nahuel, ¿entiendo que a usted la molesta la armonía en Cisnero? En términos clásicos, yo no la veo. Estoy de acuerdo con usted en lo que concierne al ritmo en el verso libre. Creo que sobre esto no concierne teorizar mucho. Como diría la Duquesa de Lewis Carroll: cuida el sentido, que los sonidos solos se cuidan.
ResponderBorrarSaludo cordial
Bienvenidas las opiniones y comentarios que aportan miradas. Coincido con Santiago Silvester que en la contratapa de este poemario, refiere que refleja en suma: "conocimiento de la materia heredada y un intento de reformular el discurso. Y el resultado es un monólogo interior, repartido en muchos poemas, como si un solo impulso de varias caras ofreciera un blanco móvil al lector". Me permito citar unos párrafos que interpelan: "¿por qué escribimos versos y damos trancos sin tino? /porque llegamos tarde" (pág. 26). Gracias. Saludo desde Córdoba, Alfredo Lemon
ResponderBorrar