martes, noviembre 13, 2007

Mucho más importante que todo esto es que los bonobos no responden a las ideas establecidas sobre la naturaleza humana. Si las observaciones hubiesen demostrado que se masacran unos a otros, todo el mundo los conocería. El verdadero problema es su temperamento pacífico. A veces intento imaginar qué habría pasado si hubiéramos conocido primero a los bonobos y sólo más tarde o nunca hubiéramos tenido noticia de los chimpancés. Las discusiones sobre la evolución humana no girarían en torno a la violencia, la guerra y la dominación masculina, sino a la sexualidad, la empatía, la solidaridad y la cooperación. ¡Cuán diferente sería nuestro paisaje intelectual!
El poder de la teoría del mono asesino sólo empezó a debilitarse con la aparición de nuestro otro primo. Los bonobos actúan como si nunca hubieran oído hablar del asunto. Entre los bonobos no se producen guerras a muerte, apenas cazan, los machos no dominan a las hembras, y hay mucho, mucho sexo. Si el chimpancé representa nuestra cara diabólica, el bonobo es nuestra cara angélica. Los bonobos hacen el amor, no la guerra. Son los hippies del mundo primate. Los científicos se sentían más incómodos con ellos que una familia de los años sesenta del pasado siglo con la vuelta a casa de su oveja negra de largas greñas, equipado con su maceta de marihuana: apagaron las luces y se escondieron bajo la mesa con la esperanza de que el huésped no invitado se fuera.

(...)

La visión que nos retrata como egoístas y mezquinos, con una moralidad ilusoria, debe revisarse. Si somos esencialmente antropoides, como yo argumentaría, entonces nacemos con una gama de tendencias, desde las más básicas hasta las más nobles. Lejos de ser un producto de la imaginación, nuestra moralidad es el resultado del mismo proceso de selección que conformó nuestro lado competitivo y agresivo.

Frans de Waal, El mono que llevamos dentro. Tusquets, Barcelona, 2007


N. de R.: Frans de Waal nació en 1948 y se doctoró en biología en la U. de Utrecht. Es director del Yerkes Primate Center de los Estados Unidos.


Entrevista con de Waal y otros enlaces

1 comentario:

  1. coincido, jorge con lo de que "nuestra moralidad es el resultado del mismo proceso de selección que conformó nuestro lado competitivo y agresivo". Nuestra moralidad es el modo de arreglárnosla con ese lado oscuro. Hay que recordar que lo otro siempre acecha. Los que estudian el cerebro dicen que lo oscuro está deerminado por estructuras filogenéticamente más primitivas sobre las que la corteza reina mientras puede.

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