domingo, septiembre 20, 2020

Biancamaria Frabotta / De "Las fases de la luna", 2


















La guerrilla se desplaza de noche
en la luneta de un relojito de cuarzo.
Sueños inútiles, ultrasonidos, el rayo decisivo
una justa, exacta solución.
Pero con la luna nueva todo corre la misma suerte.
Levantarse en la oscuridad, arrastrarse en la obligatoria trinchera
a lo largo de las paredes, sin centro ni gravedad, rengueando
tomar un poco de agua, derramar otro tanto.

(...)

La feria de las estrellas menos vistosas
animaba, desorbitada feria de verano,
a esperar el retorno de los antiguos climas.
Sobre la hierba amarilla, inestables entre los escasos
humores, quedaban los aperitivos por la mitad,
otra meta buscaban las noches sin sueño.
Improvisados filo-astrónomos exploraban el cielo
y sus cambios en los pequeños telescopios
apuntados hacia los monumentos estelares.
Afelpando los pasos en la oscuridad residual,
husmeando la aparición de las menos
luminosas del otro lado del cono de sombra
donde las virtudes estacionan imperfectas
la humanidad de aquellos extraños tiempos
salía a la caza de nuevas luces
bajo la lluvia de meteoritos
y en la lente que restituía
al revés aquellos cuerpos desenterrados
se enamoraba perdidamente.

Biancamaria Frabotta (Roma, 1946-2022), "Los nuevos climas", Por manos mortales, Gog y Magog Ediciones, 2020
Versiones de Jorge Aulicino


Foto: Biancamaria Frabotta, 2019 Paolo Di Paolo/Biancamaria Frabotta/Facebook


La guerriglia si sposta di notte
sul lunotto di un orologetto al quarzo.
Sogni inutili, ultrasuoni, al raggio decisivo
una giusta, esatta soluzione.
Ma con la luna nuova tutti tocca la stessa sorte.
Alzarsi nel buio, strisciare nell’obbligata trincea
lungo le pareti, senza centro, né gravità, arrancare
prendere un po’ d’acqua, perderne altrettanta.

(...)

La fiera delle stelle meno appariscenti
incoraggiava, estiva feria spiritata
a sperare nel ritorno degli antichi climi.
Sull’erba gialla instabili fra gli scarsi
umori restavano a metà gli aperitivi
altra meta cercando le notti senza sonno.
Improvvisati astrofili perlustravano il cielo
e i suoi mutamenti nei piccoli telescopi
puntati verso i monumenti stellari.
Felpando i passi nel buio residuo
fiutando la comparsa delle meno
luminose aldilà del cono d’ombra
dove le virtù stazionano imperfette
l’umanità di quegli strani tempi
usciva a caccia di nuovi lumi
sotto la pioggia dei meteoriti
e della lente che restituiva
capovolti quei corpi dissepolti
perdutamente s’innamorava.

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Act. 2022

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