sábado, marzo 17, 2007

Charles Baudelaire / De "El pintor de la vida moderna"

Todo aquello que ornamenta a la mujer, todo aquello que sirve para ilustrar su belleza, se hace parte de ella misma; y los artistas que se aplican particularmente al estudio de este ser enigmático enloquecen tanto con todo el mundo mulieris como con la mujer misma.

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Existe una canción tran trivial e inepta que a duras penas puede ser citada en un trabajo que tiene algunas pretensiones de seriedad, pero que traduce bastante bien, en un estilo de vodevil, la estética de la gente que no piensa. ¡La naturaleza embellece la belleza! Es presumible que el poeta, si hubiera podido hablar en francés, habría dicho: ¡La simplicidad embellece la belleza!, lo que equivaldría a esta verdad, de un género totalmente inesperado: La nada embellece lo que es.

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El crimen, del que el animal humano ha tomado el gusto en el vientre materno, es originariamente natural. La virtud, por el contrario, es artificial...

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El salvaje y el bebé demuestran, por su cándida aspiración hacia lo brillante, hacia los complicados plumajes, hacia las telas tornasoladas, hacia la majestad superlativa de las formas artificiales, su disgusto por lo real, dando prueba de ese modo, sin saberlo, de la inmaterialidad de sus almas.

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La moda, por consiguiente, debe ser considerada como síntoma de la predilección por lo ideal que flota en el cerebro humano...

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La mujer está en su derecho, e incluso cumple una especie de deber, al dedicarse a parecer mágica y sobrenatural (...) Importa muy poco que el ardid y el artificio sean conocidos por todos si el éxito es indudable y el efecto siempre irresistible.

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Hemos observado, por lo demás, que el artificio no emebellecería la fealdad y no podría servir más que a la belleza. El maquillaje no tiene que esconderse ni que evitar dejarse adivinar; puede, por el contrario, exhibirse, si no con afectación, al menos con una especie de candor.

Charles Baudelaire (París, 1821-1867), El pintor de la vida moderna, traducción, presentación y nota de Julio Ascoaga, Alción Editora, Córdoba, Argentina, 2005

4 comentarios:

  1. ...Y pensar, querido Jorge, que las mujeres todavía seguimos siendo para muchos, muchísimos, ese "ser enigmático", ese otro inasible, incognoscible, escurridizo que además usa maquillaje (o cosmética: ese orden que se pone en el caos).
    Ema

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  2. lo quiero mas a baudelaire que a mi viejo................

    abrazo

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  3. Eh! Me interesa lo que dice B. sobre el artificio, el accesorio, el afeite y lo natural, no haría de esto cuestión de género.

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  4. Entiendo eso y también me resulta interesante lo que plantea B. respecto del artificio, adorno y demás. No hice una "cuestión de género" de lo que expone él sino que lo mandé hacia adelante, hacia el siglo XXI.

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