miércoles, febrero 19, 2025

Saúl Ibargoyen / alguien



Siempre hay alguien
que habla por nosotros
en idioma cambiante
que apenas podemos oír:
así aparecen sílabas
grupos de sonidos sin forma
destellos de piedras golpeadas
crujidos de plumas
al pie del cazador:
así aparece un hálito oscuro
que llega del bosque y choca
con ciudades de opaca lejanía
con recámaras transitadas por nubes de desdicha
con balbuceos de un verbo corrompido
con torres de cristal desvaneciéndose
con astros trozados por la luz:
habrá siempre alguien que nos diga
trazo a trazo el cántico nacido
de una garganta casual y sin destino
de un grito aullante que el hambre desató:
¿Habrá alguien que perciba la lengua propia
que debemos aprender?
¿Por qué llamar silencio
a la simple miseria
de un tímpano reseco?
 
Saúl Ibargoyen. (Montevideo, 1930  –  Ciudad de México, 2019), Puro hueso, Dogma Editorial, México 2024; El Cautivo, lunes 11 de noviembre de 2024

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martes, febrero 18, 2025

Alicia Silva Rey / Dos poemas



La copa de cristal
Disonancias
/
Theodor A.*
anticipa
los aportes
de la biología molecular
al desempeño
de un ciborg artista:



en la soledad y el aislamiento
el compositor cumple
las demandas sociales

la soledad

la soledad habita
las células más íntimas
de los problemas técnicos


* Theodor W. Adorno.


Tal como el interior de una catedral vibra y concilia

Ahí prietos y en fila india bajo los grandes
archipiélagos de luz;
no luz y más más luz sino
toda la luz en parcelas de luz.
No era sino re-conocer y vibrar.

¿Desde dónde? No sé, no sabíamos.
Era parecido a recordar y enlazar
no como verbos sino como
cantares:

Ariadna recobrando su hilo de manos de Teseo,
Rose pudiendo sostener hasta ser rescatados con vida, la mano de Jack Dawson luego del hundimiento del Titanic
ah,
y la cesación del dolor

¿Qué dije? Dije
aplazamiento, introspectiva del dolor.

Alicia Silva Rey (Quilmes, Argentina, 1950), "La copa de cristal, 7 poemas inéditos", Op. Cit. 31 de enero de 2025

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Foto: Alicia Silva Ray/Facebook

lunes, febrero 17, 2025

César Vallejo / Confianza en el anteojo...



Confianza en el anteojo, nó en el ojo;
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, nó en el ave
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en la maldad, nó en el malvado;
en el vaso, mas nunca en el licor;
en el cadáver, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en muchos, pero ya no en uno;
en el cauce, jamás en la corriente;
en los calzones, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en la ventana, no en la puerta;
en la madre, mas no en los nueve meses;
en el destino, no en el dado de oro,
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

César Vallejo (Santiago de Chuco, Perú, 1892 - París, 1938), "Poemas humanos", Obra poética completa, Francisco Moncloa Editores, Lima, 1968

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Foto: César Vallejo en Berlín, sin fecha. Reproducida en la edición de Francisco Moncloa

domingo, febrero 16, 2025

Cesare Pavese / The cats will know

 
Aún caerá la lluvia
sobre tus dulces empedrados,
una lluvia ligera
como un hálito o un paso.
Aún la brisa y el alba
florecerán ligeras
como bajo tu paso,
y tú regresarás.
Entre flores y alfeizares,
los gatos lo sabrán.

Llegarán otros días,
llegarán otras voces.
Sonreirás sola.
Los gatos lo sabrán.
Oirás viejas palabras,
vanas y cansadas
como vestidos usados
de las fiestas pasadas.

Tú también harás gestos.
Responderás palabras -
rostro de primavera,
tú también harás gestos.

Los gatos lo sabrán,
rostro de primavera,
y la lluvia ligera,
el alba de jacinto,
que el corazón lacera
de quien no te espera,
son la triste sonrisa
que tú sonríes sola,
Llegarán otros días,
voces y despertares.
Sufriremos al alba,
rostro de primavera.

10 de abril del '50

Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, Italia, 1908 - Turín, Italia, 1950) "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos", Poesía completa, Barnacle, Buenos Aires, 2025

Más poemas de Cesare Pavese en Otra Iglesia Es Imposible
Una selección de poemas de Pavese en italiano en Avamposto
Una introducción a los poemas de Pavese en Op. Cit.


The cats will know

Ancora cadrà la pioggia
sui tuoi dolci selciati,
una pioggia leggera
come un alito o un passo.
Ancora la brezza e l'alba
fioriranno leggere
come sotto il tuo passo,
quando tu rientrerai.
Tra fiori e davanzali
i gatti lo sapranno.

Ci saranno altri giorni,
ci saranno altre voci.
Sorriderai da sola.
I gatti lo sapranno.
Udrai parole antiche,
parole stanche e vane
come i costumi smessi
delle feste di ieri.

Farai gesti anche tu.
Risponderai parole -
viso di primavera,
farai gesti anche tu.

I gatti lo sapranno,
viso di primavera;
e la pioggia leggera,
l'alba color giacinto,
che dilaniano il cuore
di chi più non ti spera,
sono il triste sorriso
che sorridi da sola.
Ci saranno altri giorni,
altre voci e risvegli.
Soffrieremo nell'alba,
viso di primavera.

10 aprile 1950

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Foto: La actriz estadounidense Constance Dowling, con Cesare Pavese en Breuil-Cervinia, Valle de Aosta, 1950. Mondadori/Getty Images

Pavese estuvo con Constance Dowling en Cervinia a comienzos de 1950. Las iniciales en el título del primer poema (escrito en inglés), de Vendrá la muerte... ("To C. from C. " ) indicarían que el conjunto de esos poemas, fechados en abril y marzo de 1950, aluden a Dowling. Pavese se suicidó a fines de agosto de ese año. Casi es imposible, hoy, separar esas circunstancias del libro mismo, escrito casi se diría ex profeso como testamento: homenaje y despedida. [N. del Ad.]

sábado, febrero 15, 2025

Ricardo Ruiz / Dos poemas



miserere

nudo a nudo 
la escritura
presiente

un saber 
que no termina 

de saberse

la lengua 
que nos habla 
resuena
en un callar

de las cosas
del mundo dichas 

y pesares

la ley 
del horror

en la caída

el nosotros
cantando 
miserere 
a verso a verso 

sobre
los huesos rotos

hojas 
en la tormenta 

girando

en el viento 
dicen

lo que la luz
oculta
en su silencio



*

decir tal vez

          Lo que podía haber sido y lo que ha sido
          Apuntan a un fin, que es siempre presente.
                                                                T.S. Eliot

en este tiempo 
que persiste 
en su medianoche 
en un cielo
sin estrellas 
y negro biblia

escuchamos
sus máquinas 
de guerra
bendecir

en letras de sangre y fuego

el bajo continuo
de la rapiña 
acumulación
primitiva
permanente

de la mentira 
la construcción 
verdadera:
el sinsentido 
de las cosas 

el resto 
del resto
los sin nombre
que somos

aparecidos
de cuerpo presente
cantando
un sueño plural
que no despierta

bajo este cielo
que nos queda

la indisciplina 
de la oralidad 
reunida 
en escritura

decir 
tal vez 

y  
que tal vez 
sea

[inéditos]

Ricardo Ruiz (Buenos Aires, 1953)

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Foto: Ricardo Ruiz7Facebook

viernes, febrero 14, 2025

Wallace Stevens / Del mero ser




La palmera al final de la mente,
pasado el último pensamiento, se eleva
en la decoración de bronce,

un pájaro de dorado plumaje
en la palmera canta, sin significado humano,
sin sentimiento humano, un extranjero son.

Sabes entonces que él no es la razón
que nos hace felices o infelices.
Canta el pájaro. Sus plumas brillan.

La palmera se alza al borde del espacio.
El viento pasa lento por las ramas.
El plumaje del pájaro, forjado a fuego, queda colgando.

[1950-55]

Wallace Stevens (Reading, Estados Unidos, 1879 – Hartford, Estados Unidos, 1955),  Presente Griego. Revista de Poesía
Traducción de Daniel Aguirre


Of Mere Being

By Wallace Stevens
The palm at the end of the mind,
Beyond the last thought, rises
In the bronze decor,

A gold-feathered bird
Sings in the palm, without human meaning,
Without human feeling, a foreign song.

You know then that it is not the reason
That makes us happy or unhappy.
The bird sings. Its feathers shine.

The palm stands on the edge of space.
The wind moves slowly in the branches.
The bird's fire-fangled feathers dangle down.

Wallace Stevens, "Late poems", Collected Poetry & Prose, The Library of América, Estados Unidos,1984
---
Imagen: Wallace Stvens por David Levine, The New York Review of Books, 1997

jueves, febrero 13, 2025

Georg Trakl / Cantar de Kaspar Hauser


    
                              

                                                          para Bessie Loos

El amaba sin duda el sol que por la colina bajaba purpúreo,
los caminos del bosque, el negro pájaro cantor
y el verdor alegre del follaje.

Gravemente moraba a la sombra del árbol
y era puro su rostro.
Dios habló, dulce llama, a su corazón:
¡Oh criatura! *

Al caer de la tarde encontraron en calma sus pasos la ciudad;
el oscuro reclamo de su boca:
Quiero ser un jinete.

Lo seguían empero el árbol y la bestia,
la casa, el jardín vespertino de hombres blancos
y su asesino iba en su busca.

Primavera y verano y hermoso el otoño
del justo, su leve paso
al lado de las oscuras alcobas de los hombres que sueñan.
De noche se quedaba solo con su estrella;

vio que caía la nieve en la rama desnuda
y en la sombra vespertina del zaguán la sombra del asesino.

Plateada cayó la cabeza del que no nació.

(c. 1913)

Georg Trakl (Salzburgo, Austria, 1887 - Cracovia, Polonia, 1914) Biblioteca Ignoria 
Versión de Américo Ferrari

* Sobre la historia y recientes  investigaciones acerca del misterioso expósito "casi salvaje" que apareció en la plaza de Núremberg en 1828 puede verse este artículo de DW (Nota del Ad.)



Kaspar Hauser Lied          

                                                                Für Bessie Loos

Er wahrlich liebte die Sonne, die purpurn den Hügel hinabstieg,
Die Wege des Walds, den singenden Schwarzvogel
Und die Freude des Grüns.

Ernsthaft war sein Wohnen im Schatten des Baums
Und rein sein Antlitz.
Gott sprach eine sanfte Flamme zu seinem Herzen:
O Mensch!

Stille fand sein Schritt die Stadt am Abend;
Die dunkle Klage seines Munds:
Ich will ein Reiter werden.

Ihm aber folgte Busch und Tier,
Haus und Dämmergarten weißer Menschen
Und sein Mörder suchte nach ihm.

Frühling und Sommer und schön der Herbst 
Des Gerechten, sein leiser Schritt
An den dunklen Zimmern Träumender hin.
Nachts blieb er mit seinem Stern allein;

Sah, daß Schnee fiel in kahles Gezweig
Und im dämmernden Hausflur den Schatten des Mörders.

Silbern sank des Ungebornen Haupt hin.
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Foto: Georg Trakl con su uniforme del hospital militar de Innsbruck, c.1912 Imagno/Getty Images

miércoles, febrero 12, 2025

Rom Freschi / De "La vergüenza es una fase en la transición de la señora lobo"



debajo del miedo
debajo de la conciencia

qué de esta voz que es capa 
de mi cuerpo

qué de este cuerpo que se apoya
en otro
en nadie

en multitud es


*

en rojo, sin ropa
bajo la lluvia caliente
de la cultura

caliente el cuerpo se desdobla
su escaso pelo
su ave 
su piel

abierta de par en par
mandril que florece
la simetría de los costillares


*

bajo esa carcasa endeble y vieja
endurecida pero frágil
casi ya sin sentidos
late 

una velita de ficción

chiquitita 
siempre infante
parece que recién nace
conciencia, dice
sin memoria


*

memoria llora 
loca
bajo la lluvia caliente
llora memoria roja 
de vergüenza


*

siempre recién nacida
conciencia
llamea, pero se apaga
siempre recién nacida
dispuesta
naufraga


*

algo me había enseñado
la lluvia caliente de la cultura
algo enciende o enseña
¿acaso ensueña?


*

he fingido estar entre tantos cuerpos
he fingido saber qué es un cuerpo humano
he fingido tener en vela la conciencia
y tener una vela en la mano


*

el cuerpo es 
un zombi
su conciencia no se lee
su memoria tampoco

lejos de los sentidos
el cuerpo 
navega en sí mismo
ensueño


*

las risas, el coro, quiénes
cuántos
cómo se acolchona
esta lluvia caliente
cómo se calienta
en el inconsciente
quién siente
qué se siente
quiénes se sientan
¿quién corta el césped?

Rom Freschi (Buenos Aires, 1974)

La vergüenza es una fase 
en la transición de la señora lobo
Caleta Olivia, Buenos Aires, 2024









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Foto: Romina Feschi/Facebook

martes, febrero 11, 2025

Dana Gioia / Elegía con proverbios surrealistas como estribillo



"La poesía debe conducir a alguna parte", declaró Breton.¹
Todos los días Breton llevaba una rosa dentro de su abrigo
para regalársela a una bella desconocida — "Es mejor morir de amor
que amar sin pesares".² Y quienes lo amaron
pronto se arrepintieron. "El acto surreal más simple
es correr por la calle con un revólver
disparando al azar".³ Viejo y famoso, parecía démodé.
Siempre hay un esqueleto en el aparador.⁴

El herido Apollinaire tenía una pequeña placa de acero
insertada en el cráneo. "Amaba yo tanto el arte", decía con una sonrisa,
"que me alisté en la artillería". A los amigos se les pidió que esperaran
mientras su viuda le ponía un crucifijo sobre el pecho.
Picasso odiaba la muerte. El funeral lo angustió tanto
que pinto un autorretrato. "Siempre son los otros",
comentó Duchamp, "los que mueren".⁵
Vine. Me senté. Me fui.⁶

Dalí soñó que Hitler era una niña de piel blanca—
increíblemente pálida, luminosa y desolada como la luna.
El acaudalado Roussel ⁷ enseñó a su caniche a fumar en pipa.
"Cuando escribo, me rodea un resplandor.
Mi gloria es como una gran bomba a punto de explotar".
Cuando su mayordomo se negó a cortarle las venas,
el escritor, en bancarrota, tomó una sobredosis de pastillas.
Siempre hay un esqueleto en el aparador.

Breton consideraba el suicidio el arte supremo,
Si la vida parece dura vale la pena deshacerse de ella.
Los coroneles alemanes paseaba por la Île de la Cité—
algunos hacia el Louvre, otros hacia la Place Pigalle.
"La soledad de los poetas ha sido eliminada", gritó Éluard
en su elogio a Stalin.⁸ "Quemad todos los libros" dijo Hugo Ball en su lecho de 
muerte.⁹
Siempre hay un esqueleto en el aparador.
Vine. Me senté. Me fui.

Dana Gioia (Hawthorne, condado de Los Ángeles, California,  Estados Unidos, 1950), Interrogations at Noon, Graywolf Press, St. Paul, Minnesota, 2001
Versión de Jonio González.

Notas del traductor:

¹ "La poésie doit mener quelque part", en Les Pas perdus, NRF, París, 1924. Edición en castellano: Los pasos perdidos, Alianza, Madrid, 1972. Traducción de Miguel Veyrat.
² "Mieux vaut mourir d'amour que d'aimer sans regrets", en Paul Éluard y Benjamin Péret, 152 proverbes mis au gout du jour, publicado por La Révolution Surréaliste, París, 1925.
³ "L'acte surréaliste le plus simple consiste, revolvers aux poings, à descendre dans la rue et à tirer au hasard, tant qu'on peut, dans la foule", André Breton en el número 12 de La Révolution Surréaliste, diciembre de 1929, y en el Second Manifeste du Surréalisme, Kra, París, 1930. Véase André Breton Manifiestos del surrealismo, Argonauta, Buenos Aires, 2012. Traducción de Aldo Pellegrini.
⁴ "Il y a toujours un squelette dans le buffet", en Paul Éluard y Benjamin Péret, op. cit.
⁵ "D’ailleurs, c’est toujours les autres qui meurent", epitafio en la tumba de Marcel Duchamp, 
cementerio de Ruan, Francia.
⁶ "Je suis venu, je me suis assis, je suis parti", Paul Éluard y Bénjamin Péret, op. cit. El 
proverbio sin duda alude a la frase atribuida a Julio César Veni, vidi, vici, en francés "Je suis 
venu, j'ai vu, j'ai vaincu".
⁷ Se trata de Raymond Roussel (1877-1933), poeta, dramaturgo y músico admirado por los 
surrealistas y, más tarde, OuLiPo. A propósito de la cita, véase el poema de Roussel "Mi alma" 
(Mon âme) y Raymond Roussel, de Françoise Caradec, en el que aparece la frase "Alcanzaré 
cimas inmensas y he nacido para una gloria fulgurante...".
⁸ La frase "La solitude des poètes, aujourd'hui, s'efface" corresponde a una conferencia que dio Paul Éluard en Londres en 1936, en tanto que el "elogio a Stalin" sin duda alude a la "Ode à Staline" que Éluard escribió en 1950 y que, por otra parte, no incluye dicha frase. A propósito de esto último, véase "Hommages", en Cahiers de la Poésie Nouvelle, n.º 7-8, 1950.
⁹ Ball habla, de hecho, de bibliotecas: "Habría que quemar las bibliotecas y no dejar de ellas 
más que lo que cada uno se sabe de memoria. Comenzaría una hermosa época de leyendas" (Eswäre notwendig, die Bibliotheken zu verbrennen und sie nicht mehr als das, was jeder auswendig weiß, zu verlassen, es würde eine schöne Legendenzeit beginnen). Véase Hugo Ball, La huida del tiempo, El Acantilado, Barcelona, 2005, traducido por Roberto Bravo de la Varga.


ELEGY WITH SURREALIST PROVERBS AS REFRAIN

“Poetry must lead somewhere,” declared Breton.
He carried a rose inside his coat each day
to give a beautiful stranger—“Better to die of love
than love without regret.” And those who loved him
soon learned regret. “The simplest surreal act
is running through the street with a revolver
firing at random.” Old and famous, he seemed démodé.
There is always a skeleton on the buffet. 
Wounded Apollinaire wore a small steel plate
inserted in his skull. “I so loved art,” he smiled,
“I joined the artillery.” His friends were asked to wait
while his widow laid a crucifix across his chest.
Picasso hated death. The funeral left him so distressed
he painted a self-portrait. “It's always other people,”
remarked Duchamp, “who do the dying.”
I came. I sat down. I went away.
Dali dreamed of Hitler as a white-skinned girl—
impossibly pale, luminous and lifeless as the moon.
Wealthy Roussel taught his poodle to smoke a pipe.
“When I write, I am surrounded by radiance.
My glory is like a great bomb waiting to explode.”
When his valet refused to slash his wrists,
the bankrupt writer took an overdose of pills.
There is always a skeleton on the buffet.
Breton considered suicide the truest art,
though life seemed hardly worth the trouble to discard.
The German colonels strolled the Île de la Cité—
some to the Louvre, some to the Place Pigalle.
“The loneliness of poets has been erased,” cried Éluard,
in praise of Stalin. “Burn all the books,” said dying Hugo Ball.
There is always a skeleton on the buffet.
I came. I sat down. I went away.
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lunes, febrero 10, 2025

Tada Chimako / Dos poemas



Espejo

El espejo es siempre un poco más alto que yo,
se ríe un momento después de que me río.
Me sonrojo como un cangrejo
y recorto lo sobrante con unas tijeras.

Cuando acerco los labios, el espejo se empaña
y yo me desvanezco detrás de mis suspiros
como un aristócrata detrás de su escudo
o algún gángster detrás de sus tatuajes.

Este espejo es un cementerio de sonrisas.
Viajero, cuando vayas a Lacedemonia, *
cuéntales que hay allí una tumba
pintada de blanco, con grueso maquillaje,
dentro de la que sopla el viento solitario.

Una mujer en una tierra distante,
Pre-Textos, Valencia, 2024. 
Traducción: Megumi Kobo y Ernesto Hernández Busto
Envío de Jonio González

* Lacedemonia o Lacedemón es el antiguo nombre bizantino de la región de Laconia, en Grecia, y su capital, Esparta (N. del Ad.)


Dos personas

Un viejo y un niño están sentados
a la puerta de una casa con techo de hojas de palma.
Son como un par de estatuas de distintos tamaños.
Tienen la frente plana, la gruesa nariz alta;
seguro pertenecen a la misma tribu.

El niño de sesenta años después
y el viejo de sesenta años antes.
Sentados en la puerta,
los dos observando.

Los conquistadores que impusieron el fusil y la cruz,
la diosa de maíz a quien colgaron al casco de su caballo,
la cascabel que sale a rastras del templo destruido,
y ahora, buses que pasan llenos de turistas, dólares y cámaras,
el “año 1 caña” que vuelve justo a tiempo
a pesar de todo esto.

*

En un pueblo cercano,
he visto a estos dos tallados sobre una piedra del tamaño de un mango
y colocados en una tienda de souvenirs.
El “dios viejo” del fuego
y el joven “dios de la lluvia”,
que para soportar las miradas curiosas,
no tuvieron más remedio que convertirse en piedra.

El viejo y el niño, callados y encogidos, se sentaban en un estante de la tienda
y miraban el “tiempo”,
que pasaba fluyendo
como agua oscura, como arena,
y, a veces, como sangre viscosa.

Kawa no hotori ni (A la orilla del río)
Traducciones de Megumi Kobo y Ernesto Hernández Busto

Tada Chimako (Kita-Kiusho, Japón, 1930-2003) 

Más poemas de Tada Chimako en Otra Iglesia Es imposible
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La imagen: Tada Chimako en la contratapa de una antología de sus poemas editada en Japón en 1974

domingo, febrero 09, 2025

Wislawa Szymborska / Museo


Hay platos, pero no hay apetito.
Hay alianzas, pero no amor correspondido
desde hace al menos trescientos años.

Hay un abanico, ¿dónde está el rubor?
Hay espadas, ¿dónde está la ira?
Y el laúd ni siquiera suena al alba.

A falta de eternidad, han reunido
diez mil cosas viejas.
El mohoso portero dormita apaciblemente,
sus bigotes cuelgan por encima del escaparate.

Los metales, la arcilla, una pequeña pluma de pájaro,
triunfan, callados, en el tiempo.
Sólo se ríe la aguja de la risueña de Egipto.

La corona sobrevivió a la cabeza.
La mano perdió contra el guante.
El zapato derecho venció al pie.

En cuanto a mí, créanme, vivo.
Mi carrera contra el vestido aún continúa.
Y ¡qué terquedad la suya!
Y ¡qué deseos de sobrevivir!

                                                           [AM]

Wislawa Szymborska (Kórnik, Polonia, 1923-Cracovia, Polonia, 2012),"Sal" [1962], Poesía no completa, edición y traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2014

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Foto: Wislawa Szymborska, Cracovia, 2009 Janek Skarzynski/France-Presse/Getty Images

sábado, febrero 08, 2025

Evgeni Evtushenko / ¡Ánimo, muchachos!



Yo era cruel,
                   desenmascaraba con brío,
sin preocuparme de mis propios defectos.
Me parecía
                  que a la gente enseñaba
cómo hay que vivir
                             y que la gente aprendía.
Pero
empecé a perdonar...
                               ¡Signo alarmante!
Y cierta vez, en una intervención mía,
una encantadora ayudante de laboratorio con gafas
me dijo que yo veía las cosas con liberalidad.

Vienen muchachos
                             altivos y autoritarios.
Apretando sus tiernos puñitos,
con el sofoco del placer supremo,
intrépidamente desenmascaran
 mis debilidades.

¡Ánimo, muchachos!
                                ¡Ánimo!
                                             ¡Sed firmes!
Sencillamente, soy mayor que vosotros en saber.
Al dejar de ser crueles con los demás,
dejamos de ser jóvenes.
Avergonzado,
                     me doy cuenta
                                 de que soy más listo.
Vosotros sois menos razonables,
                                                 pero no es nada malo,
porque hasta en vuestra injusticia
sois justos a veces. 

¡Ánimo, muchachos!
                                Pero sabed
                                               que cuando seáis mayores
y juréis no volver a equivocaros,
os cansaréis de vuestra propia crueldad
y poco a poco seréis más bondadosos.
Otros muchachos
                           altivos y autoritarios
vendrán
           apretando sus tiernos puñitos
con el sofoco del placer supremo
y arremeterán
contra vuestras debilidades.
Y
  os profetizo
                  que sufriréis,
y llegaréis a enseñar los dientes de rabia,
pero, a pesar de todo, conseguiréis tener
el valor de decir,
                    por mucho que os cueste:
¡Ánimo, muchachos!

La lancha de enlace, 1966

Evgeni Evtushenko (Zima, Rusia, 1932-Tulsa, Estados Unidos, 2017), Biblioteca Libre Omegalfa, Cuaderno de Poesía a Social n° 56, noviembre de 2013
Versión de Jesús López Pacheco sobre la traducción directa del ruso de Natalia Ivanova

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Foto: Evgeni Evtushenko, Festival de Poesía de Medellín, Colombia, 2010, Raúl Arboleda/ France Presse/ Getty Images

viernes, febrero 07, 2025

Christophe Lamiot Enos / Lentamente



El VW Dasher no pasa las 45 millas por hora.

Adelantarnos dos veces tiene la nitidez del logro.
adelantarnos dos veces – 
no hay otras. Por otra parte nos detenemos a menudo. Patricia y yo, según nuestro (buen) humor. Lanzado, el Dasher se adelanta a
un tractor primero, ruedas de tierra
desaparecidas en el retrovisor,
luego a un camión con volquete cargado en la subida en curva –
éste nos supera por cierto sin problema con el impulso de la bajada que sigue.

Sensación de indefinición en el volante, con el Dasher
una vez en marcha: 
veo la ruta por un agujero en el piso, es un poco no ser completamente extranjero, ceñirse a ese camino, a éste,
a las colinas hasta en su grano –
se diría que se las ve en movimiento.
Sin toquetear la radio, estoy todo el día en frecuencia.
Seguimos la ruta llamada “es muy posible equivocarse de itinerario”.

No llueve. El termómetro es la libertad.
El auto resplandece
de cromos. El calor salpica sus gotas de sol sobre el parabrisas. A derecha y a izquierda, acodados en sus vehículos
pasan los automóviles que pasan
que nos dejan disminuyendo la velocidad.
Nosotros, resplandecientes, automóviles, vamos en Dasher
Circulando, atraídos, por la corriente de las ciudades en libertad de vestir.

Lentamente nuestros brazos cuelgan en el exterior; sobre la piel, el color que toma su tiempo.

Des pommes et des oranges, Californie : 1 . Berkeley, 2000

Christophe Lamiot Enos (Beaumont-le-Roger, Francia, 1962), 
Traducciónde de Jorge Fondebrider, 

LENTEMENT
La VW Dasher ne dépasse pas le 45 miles l'heure. // Deux dépassements ont la netteté de l'exploit, / deux dépassements / il n'y en a pas d'autres. D'ailleurs nous nous arrêtons Lent, Patricia et moi, selon notre (bonne) humeur. Lancée, la Dashet dépasse / un tracteur tout d'abord, roues de terre / disparues dans le rétroviseur, / puis un camion benne chargé dans la montée en courbe — / celui-ci nous double certes sans peine la faveur de la descente en suivant. //  Sensation d'indéfini au volant, une fois / la Dasher en marche : / je vois la route par un trou du plancher, c'est un peu ne pas être totalement étranger, épouser ce chemin-ci, celui-là, / des collines jusque dans leur grain — / on dirait les voir en mouvement. / Sans tripoter la radio, je suis tout le jour en fréquence. / Nous suivons la route dite « est-il bien possible de se trompet d'itinéraire ». // Il ne pleut pas. Le thermomètre est liberté. / La voiture rayonne / de chromes. La chaleur éclabousse de ces gouttes de soleil le pare-brise. droite et gauche, accoudés leurs véhicules /  filent des passants automobiles / qui nous quittent en ralentissant. / Nous, rayonnants, automobiles, nous allons en Dasher / circulant, aimantés, par le courant des villes en vêtement. //Lentement nos bras a l'extérieur pendent s, sur la peau, la couleur qui prend son temps..
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Foto: Marché de la Poésie

jueves, febrero 06, 2025

Cesare Pavese / Un recuerdo




No hay hombre que llegue a dejar una marca
sobre ella. Cuanto ha sido, se disipa en un sueño,
como la calle en una mañana, y sólo queda ella.
Si no fuese rozada la frente por un instante,
parecería perpleja. Sonríen las mejillas,
cada vez.

Ni siquiera se acumulan los días
sobre su mirada para cambiar la sonrisa ligera
que irradia hacia las cosas. Con dura firmeza
hace cada cosa, pero parece siempre la primera vez;
sin embargo vive hasta el último instante. Se entreabre
su sólido cuerpo, su mirada ensimismada,
a una voz acallada y un poco ronca: una voz
de hombre cansado. Y ningún cansancio la toca.

Al mirarle la boca, entorna la mirada
esperando: ninguno osaría un arrebato.
Muchos hombres saben de su ambigua sonrisa
o de la arruga imprevista. Si hubo ese hombre
que la supo gimiente, humillada de amor,
paga día tras día, ignorando por quién
ella vive este presente.

Sonríe a solas
la sonrisa más ambigua caminando por la calle.

[octubre de 1935]  

Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo,  Italia, 1908-Turín, Italia, 1950), 


"Trabajar cansa"
Poesía completa
Traducción de Jorge Aulicino
Barnacle
Buenos Aires, 2025








Más poemas de Cesare Pavese en Otra Iglesia Es Imposible
Una selección de poemas de Pavese en italiano en Avamposto
Una introducción a los poemas de Pavese en Op. Cit.


Un ricordo

Non c'è uomo che giunga a lasciare una traccia
su costei. Quant'è stato dilegua in un sogno
come via in un mattino, e non resta che lei.
Se non fosse la fronte sfiorata da un attimo,
sembrerebbe stupita. Sorridono le guance
ogni volta.


Nemmeno s'ammassano  i giorni
sul suo viso, a mutare il sorriso leggero
che si irradia alle cose. Con dura fermezza
fa ogni cosa, ma sembra ogni volta la prima:
pure vive fin l'ultimo istante. Si schiude
il suo solido corpo, il suo sguardo raccolto
a una voce sommessa e un po' rauca: una voce
d'uomo stanco. E nessuna stanchezza la tocca.


A fissarle la bocca, socchiude lo sguardo
in atessa: nessuno può osare uno scatto.
Molti uomini sanno il suo ambiguo sorriso
o la ruga improvvisa. Se quell'uomo c'è stato
che la sa mugolante, umiliata d'amore,
paga giorno per giorno, ignorando di lei
per chi viva quest'oggi.

Sorride da sola
il sorriso più ambiguo camminando per strada.

[ottobre 1935]
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Foto: Cesare Pavese. playas de Varigotti, región de la Liguria, década del '40 Mondadori /Getty Images

miércoles, febrero 05, 2025

Rose Ausländer/ Misterio



El alma de las cosas
me hace presentir
las singularidades
de infinitos mundos
Angustiada
busco el semblante
de cada cosa
y en cada una hallo
un misterio
Los secretos me hablan
una lengua llena de vida
Oigo el corazón del cielo
latir
en el mío

Rosalie Beatrice Scherzer: Rose Ausländer (Chernivetsi, actual Ucrania, 1901-Düsseldorf, Alemania, 1988),  Mi aliento se llama ahora (y otros poemas), Ediciones Igitur, Montblanc, 2014
Traducción del alemán, Teresa Ruiz Rosas y José Ruiz Rosas
Envío de Jonio González


Mysterium

Die Seele der Dinge
lässt mich ahnen
die Eigenheiten
unendlicher Welten
Beklommen
such ich das Antlitz
eines jeden Dinges
und finde in jedem
ein Mysterium 
Geheimnisse reden zu mir
eine lebendige Sprache
Ich höre das Herz des Himmels
Pochen in meinem Herzen
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martes, febrero 04, 2025

John Updike / Dos poemas

 

Cavar


A veces temo que las nuevas generaciones se vean privadas
     de los placeres que reporta el cavar;
     es imposible saber
cuántas almas se han formado con este simple ejercicio.

La tierra seca como una gran costra se rompe revelando
     su húmedo y oscuro sustrato:
     el hogar de la raíz de la arveja,
una herida fértil que no para de cicatrizar.

¡Con qué celeridad desaparecen los verdes hierbajos! 
     La pala corta el nuevo suelo.
     Ignorante el sabiondo que 
nunca ha realizado este simple, estúpido e inútil prodigio.


Postales de ciudades soviéticas: Leningrado

"Para hacer una ventana en el oeste"
Pedro el Grande vino a la boca del Neva
y encontró un pantano, que cubrió
con piedras importadas del sur.

La ciudad, sutilmente polícroma
(ocre viejo, verde y granate opaco),
puede hacer que los italianos se sientan como en casa
bajo el inclinado mediodía ártico.

El Palacio guarda, pistacho,
un laberinto del tesoro donde
los fantasmas de orondas zarinas 
suben la escalera arrastrando diamantes.

Suburbanas hectáreas de muertos
recuerdan el Sitio, un infierno
de nieve ennegrecida y pan con agua.
En nuestro hotel, algunas parejas bailan el twist.

John Updike (Reading Estados Unidos, 1932 -Beverly Farms, Estados Unidos, 2009), La Náusea 31 de enero de 2025
Versiones de Jonio González

Más poemas de John UPdike en ArtemurosIdiomas Olvidados

Hoeing

I sometimes fear the younger generation will be deprived
     of the pleasures of hoeing;
     there is no knowing
how many souls have been formed by this simple exercise.

The dry earth like a great scab breaks, revealing
     moist-dark loam-
     the pea-root's home,
a fertile wound perpetually healing.

How neatly the green weeds go under!
     The blade chops the earth new.
     Ignorant the wise boy who
has never performed this simple, stupid, and useful wonder.



 Postcards from soviet citties: Leningrad

“To build a window on the west”
Great Peter came to Neva’s mouth
And found a swamp, which he oppressed
With stones imported from the south.

The city, subtly polychrome
(Old ochre, green, and dull maroon),
Can make Italians feel at home
Beneath the tilted arctic noon.

The Palace holds, pistachio,
A wilderness of treasure where
The ghosts of plump czarinas go
On dragging diamonds up the stair.

Suburban acres of the dead
Memorialize the Siege, a hell
Of blackened snow and watered bread.
Some couples Twist in our hotel.
---
ohn Updike, Londres, 2004 Harry Borden/The Telegraph/Contour/Getty

lunes, febrero 03, 2025

Eugenio Montale / Ventana fiesolana


Aquí donde el grillo insidioso taladra
los vestidos de seda vegetal
y el olor a alcanfor no pone en fuga
las polillas que muelen  los libros,
el pajarito sube en espiral
sobre el olmo y el sol entre las ramas
oscuro le pone trampas. Otra luz que no colma,
otras llamaradas, oh mis hiedras escarlatas.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896 - Milán, Italia, 1981), "La bufera e altro", 1956, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino

El título del poema refiere a Fiesole, antigua ciudad de origen etrusco, a 8 kilómetros de Florencia, sobre la montaña. [N. del T.]


Finestra fiesolana

Qui dove il grillo insidioso buca 
i vestiti di seta vegetale 
e l'odor della canfora non fuga 
le tarme che sfarinano nei libri, 
l'uccellino s'arrampica a spirale 
su per l'olmo ed il sole tra le frappe 
cupo invischia. Altra luce che non colma, 
altre vampe, o mie edere scarlatte. 
---
Foto: Eugenio Montale, Milán, 1966 Giorgio Lotti/ Mondadori/ Getty                                                                    

domingo, febrero 02, 2025

Barbara L. Greenberg / Todos los gatos



"Todos los gatos son grises por la noche", susurra ella
en la noche cenicienta, ¿o es
Zeitgeist su gatito, su mascota para toda la vida,
quien susurra?
Lo mira a los ojos: "Zeitgeist,
¿eres un gato singular de muchas vidas
o una serie de gatos intercambiables?".
"Sí", sisea él, y salta de su cesta
al regazo de ella, después sube para rodearle el cuello
como un collar de piel. ¿Pretende
adornarla u otra cosa?
Unidos, visitan el espejo. Ella se refleja
como una abuelita que luce una mascota suave y gris.
Él se refleja como un gato elegante
vistiendo su propio maniquí gris
por el momento.

Barbara L. Greenberg (Boston, Estados Unidos, 1932 - Weston, Estados Unidos, 2020), Late Life Happiness, University of Wisconsin-Parallel Press, Madison, 2010
Versión de Jonio González


ALL THE CATS

"All cats are gray at night," she whispers
into the graying night, or is it
Zeitgeist her kitty-cat, her pet for life
who's whispering that?
She looks him in the eye: "Zeitgeist,
are you a singular cat of many lives
or a series of interchangeable cats?"
"Yes," he hisses and leaps from his basket
onto her lap, then up to encircle her neck like a fur collar. Does he intend
to adorn her or some other act?
Joined, they visit the mirror. She reflects
as a granny wearing a soft gray pet.
He reflects as an elegant cat
wearing his own gray mannequin
for the time being.
---

sábado, febrero 01, 2025

Verónica Zondek / "Instalaciones de la memoria"

 

Una ventana se construye para mirar a otra.

¿Cuántos rostros en domingo espiaban otro rostro?
¿Qué pared deshojada te pertenecía?
¿En cuál cama gritaste de placer?
¿En cuál te retorciste impotente?



Ninguna carne en ninguna parte.
Ninguna ave.
Ninguna flor.
Ninguna huella de zapato.
Ninguna pata de equino.
Ninguna rueda del mentado progreso.
Ruinas.
Ex-edificios.
Ex… 
Desplome por doquier.


El tiempo devuelve los muros al polvo


El marco de esa ventana es una boca sin palabras.



Ventanas para mirar lo que…
y ventanas para observar al caminante.
Ventanas para mirar la vida al derecho y al revés.


Y nadie.
Sólo el resto viviente de una mano que fue.




Silencios.
Silencios poblados con almas en pena. 
Silencios sin lenguas al aire.




Murmullos.
Murmullos que trepan los muros.
Y ver
 ver cómo brotan
 en qué ventana
 en qué ojo el testimonio
 ver
 ver cómo es que detienen el habla dicotómica
 cómo golpean las puertas
entran a las habitaciones
ponen la mesa
compran el pan
y con qué cupones
y con qué cara
si los tiempos pasan volando
y pasa la carne
y se abre la historia
para el aliento
para la hoja
 la sonrisa del olvido
 el algo
 la alguna cosa
 de Ud. Mr. Sr. Capataz.
Sí Sr.:
murmullos.


Hay un angelito enterrado más allá de los barrotes.



Silencio:
en ese patio y cara a cara
hablan de a dos.
Silencio:
hablan lo que el tiempo enmudeció.



Busco luz en la oscuridad azabache de un adentro.



Los dientes del animal relucen en la negrura de un hocico.



¿Qué responde el aire cuando la carne se desprende del hueso?



Era de hombres construir monumentos que tocaran el cielo.
Era de hombre intentar lo eterno y ganarle a los dioses.
Hoy el hombre construye para mamar sin sacio la tierra.
Es de hombres el fierro, el dinero y el nombre.
Es de hombres el poder por el poder.
Poder por poder por poder.
Por poder poder.


También en el desierto la verja comentó el rostro de la propiedad privada.



Un ojo talla la ventana con sus uñas en el tiempo que ocupa el deterioro.
La historia no está escrita. Los muros no hablan. La ventana es ciega.
El suelo no guarda huellas de animal. En frente

otros muros

otras vidas

otra amnesia.


Un dolor está embalsamado.

Un silencio graba su mano en el cuaderno alto y celeste.

Un ojo es un paso estancado en la arena del reloj.



¿Qué desaparece cuando un muro se descascara?

¿Cuál es el orificio que elegiremos para leer la historia?



¿Qué amor de hombre construyó la casa de la cruz?
¿Por qué mi querido dios?
¿Por qué haces que permanezca ese monumento que cobijó al hombre
y en cambio
derrotas al ser que lo construyó?
Aun así
dicen los que dicen
que tú dices
que sí
que lo amas igual que a ti mismo.


Un viento ara el paisaje.

Dos cordilleras guardan La Oficina.

Lo que sólo se construye para explotar un mineral muere de muerte súbita


Donde estuvo el hombre
hambre hubo.
Basura.
Luz y sombra.
Más basura.
¿Qué hubo?
Donde estuvo el hombre
hambre hubo.

Basura.
Luz y sombra.
Más basura.
¿Qué hubo?



¿Colgará aún
una palabra
de 
estos muros
devastados?
¿Serán esos fierros
la escritura que signa una historia?
¿Habrá una voz
un eco en la arena
un enterrado
que sonroje el rostro de los escombros?



Cuando se detiene el trabajo repta baboso un sigilo.



El hombre censura la carga del silencio y el vacío.



Cuando él se aleja encalla el tiempo
 y los cañones dejan de humear


Él habita la tierra arenosa y sin flores de este lecho terminal.




Una rueda.
Una rueda que rodó y que ya no rueda.



Un ojo despierto enfoca siluetas de hombres que ya no son.



Un no cristal que filtra el día.
Una chimenea. Dos chimeneas. Tres.
Ningún perro.
Un silencio de origen o término.




Otra vez una ventana que mira la calle.

Otra vez una ventana que encuentra otra ventana.

Sí, dos ventanas que miran la calle.


Fragmentos de un ayer.

Fragmentos de un otro.

Fragmentos de un hoy.

No hay nada ya que devuelva el rostro.

No espejismos
no vidrios
no cristales
no vanidad.

Un solo en el viento.
Un polvo de tiempo.
Un ojo.

Ya la muerte estuvo
y bailó con sus pies huesudos.

La luz se derrama sobre una calle alongada.


Polvo de entrada y polvo de salida.

Restos.

Resistencia en los bordes.

Lucha estática.

El día.
La noche.


La ausencia de palabras.

Verónica Zondek (Santiago de Chile, 1953),"Instalaciones de la memoria", El esplendor de la granada. Poesía reunida (1984-2022)Libros del Cardo, Valparaíso 2023

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Foto: La Raza Cómica s/d