Ladrillo sobre ladrillo gris,
enfático bronce
sobre oscuros pedestales
–O’Connell, Grattan, Moore–,
y los remolcadores de la cervecería y los cisnes
en la corriente con barandilla,
y los desnudos huesos de un montante
sobre una puerta hambrienta,
y el aire suave en la mejilla,
y porter fluyendo de las espitas
con espuma de crema amarilla,
y Nelson en su columna
viendo colapsar su mundo.
Ésta nunca fue mi ciudad,
no nací ni me crié aquí,
ni fui a la escuela, ni me tendrá
vivo o muerto,
pero ella todavía tiene mi mente
con su elegancia de pacotilla,
con sus suaves velos de lluvia
y con todos sus fantasmas que caminan
y con todo lo que se esconde detrás
de sus fachadas georgianas –
la guarangada y el dolor,
el glamour de su miseria,
la bravata de su habla.
Las luces bailan en el río
con un movimiento de acordeón
y el sol sale a la mañana
como azúcar perlado sobre el agua,
y en las colinas de Wicklow la niebla
está cerca, tan cerca
como el campesinado del terrateniente,
como el irlandés del anglo-irlandés,
como el asesino está cerca en un momento
del hombre al que mata,
o como el momento mismo
está cerca del siguiente momento.
No es una ciudad irlandesa,
ni tampoco inglesa,
histórica con armas y plagas,
y el renombre frío
de un fragmento de latín eclesiástico,
de una frase retorica.
Pero oh, los días son suaves,
lo suficientemente suaves para olvidar
la lección más aprendida,
la bala sobre las calles
mojadas, el trato no cumplido,
el acero detrás de la risa,
la quema de los Four Courts.*
Fuerte del danés,
guarnición del sajón,
augusta capital
de una nación gaélica
que se apropia de todo
lo que trajo el extranjero,
me diste tiempo de pensar
y con un truco de prestidigitador
preparas la hora de la caída:
oh grisura que llegas a flor,
piedra gris, agua gris
y ladrillo sobre ladrillo gris.
Louis MacNeice (Belfast, 1907-Londres, 1963), Collected Poems, Faber & Faber, 1979
Traducción de Jorge Fondebrider
* Sede del tribunal supremo de Irlanda, del alto tribunal de Irlanda y del tribunal central criminal de Irlanda, que, durante la guerra civil irlandesa fue bombardeado por el gobierno para expulsar a los rebeldes. En su incendio se quemaron todos los documentos y registros que allí había y que se remontaban al siglo XII. (N. del T.)
Foto: Louis MacNeice en la BBC, c.1948
BBC
Dublin
Grey brick upon brick,/ Declamatory bronze/ On sombre pedestals –/ O’Connell, Grattan, Moore –/ And the brewery tugs and the swans/ On the balustraded stream/ And the bare bones of a fanlight/ Over a hungry door/ And the air soft on the cheek/ And porter running from the taps /With a head of yellow cream/ And Nelson on his pillar/ Watching his world collapse.// This never was my town,/ I was not born or bred// Nor schooled here and she will not/ Have me alive or dead/ But yet she holds my mind/ With her seedy elegance,/ With her gentle veils of rain/ And all her ghosts that walk/ And all that hide behind/ Her Georgian facades –/ The catcalls and the pain,/ The glamour of her squalor,/ The bravado of her talk.// The lights jig in the river/ With a concertina movement / And the sun comes up in the morning/ Like barley-sugar on the water/ And the mist on the Wicklow hills/ Is close, as close/ As the peasantry were to the landlord,/ As the Irish to the Anglo-Irish,/ As the killer is close one moment/ To the man he kills,/ Or as the moment itself/ Is close to the next moment. // She is not an Irish town/ And she is not English,/ Historic with guns and vermin/ And the cold renown/ Of a fragment of Church latin,/ Of an oratorical phrase. / But oh the days are soft,/ Soft enough to forget/ The lesson better learnt,/ The bullet on the wet/ Streets, the crooked deal,/ The steel behind the laugh,/ The Four Courts burnt.// Fort of the Dane,/ Garrison of the Saxon,/ Augustan capital/ Of a Gaelic nation,/ Appropriating all/ The alien brought,/ You give me time for thought/ And by a juggler’s trick/ You poise the toppling hour –/ O greyness run to flower,/ Grey stone, grey water,/ And brick upon grey brick.