sábado, mayo 31, 2008

Mario Varela / Loción para después del baño Jean Naté

    


           









       a César Fernández Moreno

Toda mujer desea experimentar
la fresca y pura sensación
de la Loción para después del Baño
Jean Naté.
Más que una fragancia,
es una forma de sentirte a vos misma
más fresca y en tiempo de primavera.
Rociar abundantemente sobre
todo el cuerpo después del baño
o en cualquier momento del
día; es energizante para la
mente y el cuerpo.
Nota especial: esta loción ha sido
creada especialmente
para compatibilizar esencias.
Rociar antes de aplicarse
cualquier fragancia favorita...
no va a desentonar.

Mario Varela (Rosario, 1969), Diario de Poesía nº 14, verano de 1990

Encuesta II

Se aclara que en la encuesta al lado se pueden votar más de una opción.

Encuesta I

De los 30 votos emitidos en la encuesta "¿Qué añadirías al blog?", colocada al pie de esta página y que finalizó hoy, la mayoría (12) la obtuvieron los renglones "Más elementos teóricos sobre poesía" y "Más opinión". Como primera medida en respuesta, se reorganizaron las etiquetas de los temas para crear el ítem "Poéticas y opiniones", agrupando todo lo que en ese sentido se había publicado, sin contar "Discusiones" y una polémica sobre traducción, a la que se puede entrar desde el Indice. Espero poder incrementar el número de entradas al apartado "Poéticas y opiniones". Gracias.

El Administrador


Info

Resultado de la encuesta ¿Qué añadirías al blog?

Más poesía 4 (30%)

Más opinión 6 (46%)

Más noticias 1 (7%)

Más miscelánea 4 (30%)

Más poesía latinoamericana 3 (23%)

Más poesía en lengua inglesa 3 (23%)

Más poesía en italiano 3 (23%)

Más elementos teóricos sobre poesía 6 (46%)

***

Cantidad de usuarios que visitan el blog mensualmente: 480
Cantidad de visitas mensuales: 1.000
Promedio de duración de las visitas: 00.02.56
Cantidad de páginas visitadas mensualmente: 1.800
(Datos de Google Analytics)

viernes, mayo 30, 2008

Poesía encontrada

Las líneas de vuelo representan
peso y resistencia en el aire
durante el vuelo. No por ello,
se deben utilizar líneas más finas
de lo aconsejable
b) Las líneas deben limpiarse antes de cada vuelo
con el simple acto
de repasarlas con un trapo seco. Esto es fundamental
si se utilizan líneas monofilamento.
c) Si las líneas tienen "rulos" o algún hilo cortado,
deben desecharse.
d) Nunca se deben atar líneas cortadas.



APUCA - Asociación Pilotos U-Control Argentinos. El ABC de los modelos de U-Control.

jueves, mayo 29, 2008

Por qué queremos tanto a Lost
“Sabe Dios cómo irán y cómo llegarán allí”, dijo Javier Grillo-Marxuach, uno de los creadores de la mundialmente exitosa serie “Lost”, en referencia al final de la historia. Y es seguro que esto sembró un nuevo desasosiego entre los miles de fanáticos del programa, que viven compartiendo, a través de Internet, teorías y buenos o falsos informes sobre qué es finalmente lo que está sucediendo en ese polisémico relato. (Artículo completo en Recortes)

Poesía encontrada

Un hombre llora, los pechos de una mujer
rompen las costuras,
un perro escapa con la cola
entre las piernas,
las ratas se tiran de cabeza en la cloaca.

Relator de Radio Mitre luego de gritar el segundo gol de Boca Juniors contra el Fluminense, miércoles 28 de mayo de 2008.

Poesía encontrada

En la foto: César Fernández Moreno
La idea de "poesía encontrada" no es surrealista, pero sí dadaísta, aunque termina desviándose de este origen. En el blog The IP Poetry Proyect, destinado a explicar la generación de poesía en internet mediante robots parlantes, Belén Gache nos recuerda: "En las primeras décadas del XX, ciertos escritores pertenecientes a las vanguardias históricas, como por ejemplo Tristán Tzara, quien proponía realizar poemas combinando letras y palabras recortadas de los periódicos y mezcladas al azar dentro de un sombrero, o Hans Arp, quien componía muchas de sus poesías seleccionando al azar palabras de los diarios, con los ojos cerrados y marcándolas con un lápiz..."
Gache cita la fuente en cuanto Tzara (como se recordará, padre del movimiento dada): Tzara, Tristan, Los siete manifiestos Dada, Barcelona, Tusquet, 1972.
En el mismo trabajo, define Gache el juego que ha sido llamado de "poesía encontrada", cuyo abuelo es Tzara con su sombrero, apuntando al apoyo estético del proyecto IP Poetry, en estos términos: "El poeta productor de poesía encontrada es entendido no como un poeta romántico que, en un rapto de inspiración expresa sus sentimientos más profundos, sino a manera de un científico que realiza un descubrimiento. Aquí, lo que cuenta es el hallazgo. Con respecto al receptor, por su parte, la poesía encontrada nos conduce a una suerte de 'estado límite' de la poesía, estado que no sólo interroga nuestro propio estatuto de lectores sino que nos enfrenta con la posible inutilidad de todo enunciado humano."
El caso es que la "poesía encontrada", como hoy se la entiende, no es exactamente la que surge de un sombrero. Es generada por el azar pero de otro modo, se recorta súbitamente ante los ojos del lector o el oyente, o es conscientemente buscada. Se trata de palabras fuera de contexto que a juicio de quién las aparta de él, sin modificarlas en absoluto, excepto en lo que concierne a escandirlas libremente en versos, son poesía, por razones que no se detiene a explicar. No digo que con esto quede a salvo el poeta romántico, pero la base dadaísta desaparece, pues ésta es el azar puro (cierto que limitado al número de palabras y frases contenidas por el sombrero).
Este blog inaugura hoy el ítem "Poesía encontrada" con un experimento de César Fernández Moreno: presentar como poema una nota de la mucama de su casa. Lo único que hizo fue ponerle título y cortarla en versos.
Va.


La sirvienta por horas*

estimada señora
la ropa está limpia
no la tendí porque yovía

y no sé si vengo mañana
me siento enferma

*Transcripción literal de un mensaje dejado por María.

César Fernández Moreno (Buenos Aires, 1919-París, 1985). Obra poética, edición a cargo de Jorge Fondebrider, Perfil Libros, Buenos Aires, 1999.

martes, mayo 27, 2008

Piergiorgio Viti / No te apartes de la luz

No te apartes de la luz
que, llameando, te envuelve, casi
te viste. El verano se encarama
a las verjas, sobre las rejas recupera su
aliento. Las begonias,
abrazándose, atestan cornisas
y patios. Las cocinas se afanan
en el almuerzo, una voz cortés
lee las noticias, pero tú
miras otro sitio, donde los techos se aprietan 
para limitar el cielo.

Piergiorgio Viti (Sulmona, L'Aquila, 1978), Tre poesie, Nomadi Mondi, abril, 2008.
Versión de J. Aulicino.


Non scostarti dalla luce
che, avvampando, ti avvolge, quasi
ti indossa. L’estate si arrampica
sui cancelli, sulle inferriate, riassume
i respiri. Le begonie,
abbracciandosi, colmano ringhiere
e cortili. Le cucine sono indaffarate
per il pranzo, una voce cortese
legge le notizie, ma tu
guardi altrove, dove i tetti si aggiustano
a restringere il cielo.

sábado, mayo 24, 2008

John Keats / Al ver los mármoles de Elgin

























Al ver los mármoles de Elgin

Mi espíritu está débil; mortalidad
me aplasta como un sueño indeseado,
y cada cumbre y abismo que imagino
de la divina providencia me dice
que debo morir como un águila enferma
mirando hacia el cielo.

Pero es un lujo amable el lamentar
que no tenga que guardarme de los vientos grises
y fríos cuando la mañana abre sus ojos.

Tales oscuramente concebidas glorias del cerebro
llevan al corazón a una indescriptible rabia;
y estas maravillas lo sumen en un dolor perplejo,
en el que se mezclan la grandeza griega con el rudo
trabajo del tiempo pasado -en un ondulante dominio-,
un sol -la sombra de una grandeza.

John Keats, Robin Hood y otros poemas, versiones de J. Aulicino, Selecciones de Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2001


On Seeing the Elgin Marbles

My spirit is too weak—mortality
   Weighs heavily on me like unwilling sleep,
   And each imagined pinnacle and steep
Of godlike hardship tells me I must die
Like a sick eagle looking at the sky.
   Yet ’tis a gentle luxury to weep
   That I have not the cloudy winds to keep
Fresh for the opening of the morning’s eye.
Such dim-conceived glories of the brain
   Bring round the heart an undescribable feud;
So do these wonders a most dizzy pain,
   That mingles Grecian grandeur with the rude
Wasting of old time—with a billowy main—
   A sun—a shadow of a magnitude.

The Longman Anthology of Poetry (Palgrave, 2006)

Nota del Ad.:
Thomas Bruce, conde de Elgin, embajador británico en Turquía, llevó a Londres, entre 1803 y 1805, bastante más de la mitad de los mármoles esculpidos que formaban el friso del Partenón, en la Acrópolis de Atenas, que en ese entonces era fortaleza de los turcos. El argumento para expatriarlos fue el de preservarlos del deterioro y aun de la destrucción a manos del Imperio Otomano que sometía a Grecia. Los mármoles están hoy en el Museo Británico. Grecia reclama su devolución.
---
Imagen: Lapith luchando contra un centauro, mármoles de Elgin (del Partenón, Atenas), c. 440 a.C. British Museum. Wikimedia Commons

jueves, mayo 22, 2008

No todos saben cantar


La confesión de un granuja

No todos saben cantar,
no todos pueden ser manzana
y rodar a los pies de los demás.

Esta es la suprema confesión
que puede hacer un granuja.

Ando intencionalmente despeinado
con la cabeza como una lámpara a petróleo.
Me gusta iluminar entre tinieblas
el deshojado otoño de vuestras almas.
Me gusta cuando las piedras de los insultos
vuelan hacia mí, como el granizo de una eructante
/tempestad.
Entonces sólo oprimo con más fuerzas
la pompa oscilante de mis cabellos.

Con cuánto cariño recuerdo
el estanque invadido por la hierba y el ronco tañido
/del aliso,
y que en algún lugar viven mi padre y mi madre,
a quienes todos mis versos no les importan un comino,
pero que me aman como al campo y a su propia sangre,
como a la llovizna que en primavera mulle los brotes.
Ellos les clavarían a ustedes sus horquetas
por cada injuria que lanzan sobre mí.

¡Pobres, pobres campesinos!
Seguramente ya están feos y viejos
y aún temen a Dios y las ánimas del pantano.
¡Oh, si pudieran entender
que su hijo
es el mejor poeta de Rusia!
¿Acaso sus corazones no se helaban
cuando sus pies desnudos tocaban los charcos del otoño?
Ahora anda con sombrero de copa
y zapatos de charol.

Pero vive en él, con ímpetus de antaño,
el mismo aldeano travieso.
Desde lejos saluda con reverencias
a las vacas pintadas en los letreros de las carnicerías,
y cuando se cruza con los coches de la plaza
recuerda el olor del estiércol en los campos natales
y está dispuesto a levantar la cola de cada caballo
como la cola de un traje de novia.

Amo mi patria.
¡Amo inmensamente a mi patria!
Aunque exista en ella la tristeza y la herrumbre
/de los sauces.
Me gustan los hocicos fangosos de los cerdos
y las voces estridentes de los sapos en el silencio nocturno.
Estoy enfermo de recuerdos de infancia.
Sueño con la humedad y la niebla de las tardes de abril.
Como queriendo entibiarse
nuestro arce se encuclilló ante la fogata del ocaso.
¡Cuántos huevos robé de los nidos de las comadrejas
trepando de rama en rama!
¿Será el mismo con su cima verde?
¿Será como antes tan dura su corteza?

¿Y tú, mi querido,
mi fiel perro overo?
La vejez te ha puesto gruñón y ciego
y vagas por el patio arrastrando tu cola caída,
tu olfato ya no distingue el establo de la casa.
Cuán queridas me son aquellas travesuras
cuando hurtaba pan a mi madre
y lo mordíamos por turno
sin sentir asco uno del otro.

Soy el mismo de antes
y mi corazón es el mismo.
Los ojos florecen en el rostro como azulíes en
/el centeno,
y al extender las esteras doradas de mis versos
quisiera decirles mis palabras más tiernas.

¡Buenas noches!
¡Buenas noches a todos!
La guadaña de la aurora ha enmudecido
sobre la hierba del crepúsculo...
Siento unas ganas enormes
de mear la luna desde la ventana.

¡Luz azul! ¡Es tan azul la luz!
En este azul ni siquiera morir importa.
¡Qué me importa parecer un cínico
con un farol colgando del trasero!
Mi viejo, buen y derrengado Pegaso,
¿acaso necesito de tu trote apacible?
He llegado como un amo severo
a cantar y glorificar las ratas.
Mi cabezota, como agosto,
vierte el vino burbujeante de los cabellos.

Quiero ser el velero amarillo
que va hacia el país adonde todos navegamos.

Sergio Esenin (Konstantinov, 1895- Leningrado, 1925)

Traducción directa del ruso de Gabriel Barra.
Versión poética de Gabriel Barra y Jorge Teillier.
Vía Descontexto

miércoles, mayo 21, 2008

"Los poemas [de Máquina de faro] se basan en una serie de momentos –de “ocasiones”- una traducción al uso secular de la epifanía católica tan puesta en evidencia por el primer Joyce."
-- Al texto completo

lunes, mayo 19, 2008

Se incorporó, al pie de la página, una encuesta sobre este blog.

viernes, mayo 16, 2008

Tu hijo no es tu hijo

Calcio

Tu hijo no es tu hijo ni es hijo de la vida.
Es una sonrisa espléndida entre dos aguas:
dulces y saladas.
Una agitación.
Un desnudo de escamas plateadas dorándose, luna de pus al sol.
Redundancia: Calcio y Amor no son la misma cosa.
Calcio dormía con flores en el pelo, sí, para desprevenir
al enemigo. Calcio es sólido de todo lo que fue líquido.
Cerca, junto al manantial de la sonrisa se sonroja
y moja la pólvora con pequeñas arcadas:
odia la guerra con el mismo odio
con que los negros
aman la libertad de comerciar,
¿había en su mente ahogado
un niño de pus
contra las vías eléctricas,
el cuerpo de algodón en cruz?

El primer tren.
La primera pólvora.
El primer arroz, etc.

¿Paraíso?
Él, que pasa toda la línea de fuego
con una flor entre los dientes.

Martín Rodríguez. Del libro inédito Paraguay, vía No Retornable.
Con la única tradición que tengo relación es con la poesía argentina de los últimos cincuenta años en una clave que es básica: porque es una historia de la Argentina leída en la poesía. Y después bueno, hay generaciones como la generación del setenta. Porque la generación del sesenta está marcada por la tragedia, pero, Gelman, Miguel Ángel Bustos o Urondo ya tenían obra. En cambio, los tipos del setenta, los tipos como Freidemberg, como Aulicino, son los tipos en los que yo naturalmente me puedo interesar, pero me parece que hay un condicionamiento muy fuerte que los hace retroceder. Me parece que la interrupción de la cadena cultural que se da entre el ‘76 y el ’83… Son tipos como que de repente, me imagino, vivían en los setenta a todo vapor, y la dictadura es un corte fuerte, que además de generar un vacío significa un cambio de relato. Y en los ochenta los veo muy aferrados a discusiones teóricas, programáticas. Y a mí me hubiera interesado… hablo de Freidemberg y Aulicino, no son poetas que no me interesen, pero me hubiese interesado que hubieran hecho un proceso… ellos podrían haber sido el Cuevas argentino. Se ve que el miedo y el terror los replegó sobre cuestiones teóricas que para mí ponen obstáculos a la hora de leerlos.

Martín Rodríguez (Buenos Aires, 1978), entrevista en No Retornable.

jueves, mayo 15, 2008

La basura, el excedente


Pintura mural en Mari, cultura sumeria.


Basura

(Leído por el Administrador en la presentación del número 6 de la revista Mal Estar, cuyo dossier está dedicado a "la basura, el resto". Casa de la Cultura, Fondo Nacional de las Artes, 14 de mayo de 2008).

Tema candente, aunque la basura ya no puede quemarse debido a la corrección política, en este caso, específicamente ecológica. Debe ser “tratada”, recuperada en la mayor medida y, si no, enterrada de acuerdo con ciertas normas.

El tema acucia porque es cada vez menor el tiempo en que un producto recorre el camino entre la boca de expendio y el tacho

Las botellas de cerveza lo hacen con velocidad pasmosa. Se bebe en el cordón de la vereda y aunque no van al tacho, sino que se las abandona en la vereda, las botellas se convierten en basura mucho más rápido creo yo que cualquier otro producto, a no ser los envases de yogures digestivos o reforzados con vitaminas que ahora son bebibles, y, como las botellas de cerveza, se hacen residuo en un abrir y cerrar de ojo

Me preocupa el consumo de cerveza mucho menos que las botellas vacías, el alcoholismo menos que el ex objeto

Aquí cito a Georges Bataille: la aniquilación del excedente es inevitable en toda economía, pero esa aniquilación debe configurarse como sagrada; debe tener el carácter de ofrenda, de religión, o se invierte en la reproducción económica, la intensificación de la economia, que sin embargo no conduce a la liberación de su esclavitud. Lo que la economía no invierte en reproducirse sino en un acto de pura inutilidad económica es sacrificio ritual de energía sobrante, de esa “parte maldita” de la producción.

La teoría de Bataille es muy interesante desde el punto de vista del equilibrio deseable entre las fuerzas económicas y las que circulan en la totalidad del globo. Todo organismo vivo produce más energía que la imprescindible para su subsistencia. Si el excedente no puede ser enteramente absorbido, es necesaria la pérdida sin beneficio. Lo mismo rige para la organización económica de los organismos humanos. Se sostuvo que el excedente puede aniquilarse de modo catastrófico en las guerras. Los que así piensan siguen razonando en términos de excedentes económicos, pues la guerra es la recuperación del sobrante para la economía. Sirve a la extensión económica. El excedente, en las antiguas comunidades, aun en el Medioevo, solía en cambio consumirse en el lujo de la religión, en la construcción de pirámides, de sepulcros, de templos, y, sobre todo, en el sacrificio: la hecatombe griega, la ofrenda de animales e incluso de esclavos. Esto debe ser un espanto para la mente calvinista y progresista: ¿por qué el excedente no se atesora en forma de ahorro, de previsión, o se reparte? Imposible, habrá un excedente más, luego del reparto, que sólo podrá consumirse, aniquilarse, fuera de la economía, porque ésta debe ofrecer su tributo a la circulación global de la energía. De tal carácter es el mínimo derrame de la chicha o el vino, o el entierro de alimentos de nuestras comunidades andinas. Lo que no se ahorra en camisas, calzoncillos o electrodomésticos -toda familia de clase media adquiere más de lo necesario de cualquier producto- eso sí podría -no digo debería- repartirse, pero aún nos quedaría mucho de "la parte maldita", pues la propia propagación de la economía generaría exceso. Este siempre se aniquila como ofrenda. No es gasto ni caridad, no es desperdicio. Y ha jugado un rol fundamental en la permanencia de las economías de todos los tiempos en el orden general que las sostiene. Es el modo en que conjuramos el uso servil de los objetos y volvemos a la íntima comunión con ellos, que el sujeto percibe como de su misma naturaleza. Tal la ecuación de Bataille.

El desperdicio crece en cambio de manera irreducible. De hecho no sigue el camino de la aniquilación, sigue el del reciclaje, que lo convertirá gran número de veces nuevamente en residuo. O bien no es reductible en lo absoluto -no es degradable - y permanecerá flotando en los mares, o enterrado hasta que la tierra estalle; y es posible que aun entonces sobrevuele, como el alma, el estallido del Apocalipsis. En este sentido, el residuo se parece a la parte dura de la poesía, a lo específicamente poético, que girará incluso cuando se hayan aniquilado las palabras que le dieron origen. Es una persistencia de la cosa, librada involuntariamente de su carácter utilitario. No es, por cuanto está fuera del pensamiento de la ofrenda, una aniquilación completa: el objeto insiste en ser respetado, en ser inútil.

Los auspicios o pronósticos sobre el crecimiento de la basura no son buenos. El polaco Stanislaw Lem, el autor de “Ciberíada” y de “Solaris”, presentía, al modo de Swift, mundos extraños; el menos extraño de todos esos mundos inventados fue un universo dominado enteramente por el hombre, en el que nebulosas de botellas, papeles y otros desperdicios perturban la visión de los astronautas.

La enorme paradoja que nos acecha es la de la autodestrucción no por la falta, sino por la contaminación.

La miseria sigue como una sombra de culpa a la sociedad contemporánea, como si una parte de nosotros, de la humanidad, debiera ser sacrificada inevitablemente, arrojada al basural, a la zanja, no para que el sistema sea posible, sino porque el sistema no puede evitarlo aun cuando su objetivo es la mayor producción y el mayor consumo

La paradoja comienza en que, con una distribución de la riqueza que es injusta, con necesidades no satisfechas, de todos modos el sistema va a producir una tal cantidad de bienes y de consiguientes desperdicios que terminaremos asfixiados por éstos; modificaremos las condiciones del ambiente hasta que nos mate.

Por debilidad profesional, siento vértigo no ante el acortamiento del plazo en que una botella de cerveza se convierte en desperdicio, sino ante la increíble velocidad con que los libros siguen ese camino.

Los libros fueron sagrados hasta que no se constituyeron en mercancía. Hoy los libros vuelan de bibliotecas a mesas de ferias y de allí no se sabe adónde. La cuestión es que uno no puede evitar que entre a su casa el aluvión de esta mercancía, el libro, que antes de Gutenberg era pura ofrenda, acto sin utilidad económica, consumo (consumation) de la "parte maldita". Esa mercancía caduca muy rápidamente. Uno se ve compelido a deshacerse de ella antes de que lo prive de mayor espacio, y convoque además mayor cantidad de polillas, polvo y cucarachas. Porque uno no quiere, no desea, no necesita una gran cantidad de libros que de todos modos llegan a sus manos equivocadamente. Me ha pasado esto que sigue, lo escribí y publiqué en la revista Ñ, y ahora lo leo. ¡Lo reciclo! Y con esto termino, de manera, podría decirse, esperanzada:


Libros a la basura

miércoles, mayo 14, 2008

W. B. Yeats / La lástima del amor

La lástima del amor

Una lástima que no se puede contar
está escondida en el corazón del amor:
la gente comprando y vendiendo,
las nubes en su viaje, allí arriba,
los vientos fríos siempre soplando,
y el sombrío bosquecito de avellanos
donde fluyen las aguas
de color de ratón,
amenazan la cabeza que amo.

W. B. Yeats
Versión: Andrés Hax



The Pity of Love

A pity beyond all telling
Is hid in the heart of love:
The folk who are buying and selling,
The clouds on their journey above,
The cold wet winds ever blowing,
And the shadowy hazel grove
Where mouse-grey waters are flowing,
Threaten the head that I love. 

Uno que fue chileno


2.2.1

......... Aquí y ahora/ levantada la maleza
al interior del espacio que uno Es
uno que fue chileno
ya no es nada
un país que el sol calienta algunos meses del año
un film
un canto fúnebre, dice el ex-poeta.

Nada es lo mismo en la Transfiguración.
Por mucho que empujemos/ las cosas volverán a su lugar.
Será el olvido cada día…

Caserones vacíos
fierros retorcidos/ hangares de las S.S.
El cerro está donde mismo siempre.
El país es un inmenso texto
que los posmos van a deconstruir
unos cantos materialistas e históricos.

Todo volverá donde mismo.
No hay nada que hacer si empujamos estas montañas…

José Angel Cuevas (Santiago de Chile,1944) Restaurant Chile, La Calabaza del Diablo, Santiago de Chile, 2005.

Cuevas, libros de poemas, artículos

martes, mayo 13, 2008

Osvaldo Picardo / Piedad de amor















Pity of love


"En todo lo dicho abiertamente
se ha ido escondiendo cierta especie
de vergonzoso desagrado.

La tierra de los que compran y venden,
los cuidados y temores del dinero,
las nubes negras encima,
los húmedos vientos
desabrochando los abrigos y la bóveda
inquieta de los avellanos
amenazan esa cabeza que he creído odiar.

Esa es la pena: que por contrarios caminos
llegamos a Innisfree

y no saber que nos hemos tenido".

---

Anotación del autor: "Pity of love" es un poema de W. B. Yeats cuya reescritura y variación me he permitido en este texto.

Osvaldo Picardo (Mar del Plata, 1955), Pasiones de la línea, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2008

N. del Ad.: Pity of love puede traducirse como piedad de amor

domingo, mayo 11, 2008

El Administrador agregó un anexo a este blog: Recortes (las columnas en Ñ).

sábado, mayo 10, 2008

Anne Talvaz / End of the world, 3














La arena negra. El agua que corre
en arroyitos, los caracoles
un poco más grandes que los nuestros, más rugosos,
que a duras penas despegamos de su cieno.

El murmullo de los árboles, su espesor.
En todas partes el suelo tiene el mismo aspecto,
la misma riqueza, la misma frescura,
el mismo silencio, el mismo aburrimiento.

Nada que te dé la menor pista;
pero si la tierra se niega así al recuerdo humano,
¿por qué conduce aquí el camino?

China Beah, Vancouver Island, 1995

Anne Talvaz (Bruselas, 1963), Confesiones de una Gioconda y otros poemas. Trad. Mirta Rosenberg y Jaime Arrambide. Ediciones Bajo la Luna, Buenos Aires, 2008


act. 2016

viernes, mayo 09, 2008

El señor de la maqueta


Convictos de su majestad

Primero fue una rastrojera transformada en carromato,
después vino el telón con montañas coloradas pintadas a mano,
por último el cactus de plástico de dos brazos y el lagarto embalsamado.

Aunque olía y escuchaba a las ratas que solían pasar,
un impedimento visual instaló con naturalidad su firme existencia.

Oscasionalmente los roedores comían algún resto de comida,
movían de lugar el cactus, e incluso a veces llegaba a formarse
alguna débil imagen del volumen de sus cuerpos.

Pero la certeza de que nunca habitarían el decorado
hacía de su bastarda realidad una infinita serpentina de vacío
en donde la perturbación que ocasionaban o podían ocasionar
extirpaba toda posible conjetura sobre la culpabilidad que se les adjudicaría
en un mundo con mayor variedad de especies que las que vivían en ese patio.

El señor de la maqueta no gobernaba pero, sin lugar a duda, reinaba.

Darío Rojo (Eduardo Castex, 1964), Emblemata, Selecciones de Amadeo Mandarino, Buenos Aires,2008

Otros poemas de Rojo en este blog

miércoles, mayo 07, 2008

El hombre bonsái


La pecera

Soy el hombre bonsái soy un hombre
que vive como un pez
en el agua
pero aislado del agua muy a gusto

porque mi personalidad porque mi civilización
/porque no obstante el urbanismo

propietario del agua ¿qué es el agua?
porque soy el hombre bonsái


Materialismo

El sonido de un dedo en una página
al máximo volumen
del cosmos
en una habitación pequeña

El estrangulamiento de la respiración
al mínimo volumen
del cosmos
en la coraza hecha costillas

Torso de carne peso medio
cuelga del corazón del matadero

Cien pensamientos caducados dentro de la nevera
/del lenguaje

El sonido de un dedo sobre un torso
al máximo volumen
del cosmos


Buhardilla abandonada

Porque la casa está sola está solo el cielo de
/cada ventana

Tuvimos el paso de las nubes y la mecánica
/del avión espía
el barro contaminado
los granizos
y en la noche las antenas de un único mundo bajo
/las siluetas de mundos innumerables
en la noche
el clamor de cobre de una fiesta y cien ambulancias

La casa está sola

Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971), Cuadernos del hábito oscuro, Editorial Candaya, Barcelona, 2007.

lunes, mayo 05, 2008

Alberto Szpunberg / Su fuego en la tibieza





Todo el poder nace de un sueño y de la punta de una flecha
y entre página y página cabe toda la espesura del mundo:
los caballos cruzan los ríos y los montes como si fueran
/capítulos de un libro
y en medio del combate se abre camino un suave prado
donde el otoño, más allá de los hombres caídos,
más allá de los aceros mellados, empalidece delicadamente
/el pasto
y ruboriza de amor las mejillas:
todas las ramas del bosque se unen para albergar
/esta pasión,
todos los arroyos espejan la luz para que llegue
/hasta el fondo:
entre los árboles aún está el niño que expropia y se enamora
/y se desangra
y una lluvia de flechas asegura la victoria, implacable
/como el tiempo,
más terca que la bota que ahora patea el estante.

Alberto Szpunberg (Buenos Aires, 1940-Barcelona, España, 2020) Su fuego en la tibieza, Alcalá de Henares, 1980

Reportaje a Szpunberg en Desde el aula.

act. 11.2020

viernes, mayo 02, 2008

In memoriam


Mis harapos
Letra: Alberto Ghiraldo
Música: Marino García
Voz: Antonio Tormo

jueves, mayo 01, 2008


Mis harapos

Caballero del ensueño, tengo pluma por espada
mi palabra es el alcázar de mi reina la ilusión
mi romántica melena, así lacia y mal peinada
es más bella que las trenzas enruladas de Ninón.
Tengo un primo. El es rico, poderoso, bien querido
yo soy pobre, soy enfermo, pienso, escribo y sé soñar
y una noche, de esas noches tan amargas que he sufrido
mis harapos con su smoking se rozaron al pasar.

Me miró como al descuido: no dejó su blanca mano
se estrechara con la mía contagiándole calor,
él su smoking lo vestía ¡mi elegante primo hermano!
y alejóse avergonzado de su primo el soñador.
EI helado cierzo a ratos arreciaba incompasivo
yo sentía frío adentro, frío afuera y todo así;
y arrimándome a una puerta rompí en llanto convulsivo
y llorando como un niño ¡como un hombre maldecí!

Vas rozando las hilachas de mis trágicos harapos
una mueca de ironía mi miseria te arrancó;
¡También ríen en los charcos los inmundos renacuajos
cuando rozan el plumaje de algún cóndor que cayó!
Arquetipo inconfundible de tartufos que disfrazan
con el corte irreprochable de algún smoking o frac.
Tu eres primo ¡el arquetipo! ¡mis orgullos te rechazan!
¡déjame con mis harapos! ¡son más nobles que tu frac!

Alberto Ghiraldo (Buenos Aires, 1875-Santiago de Chile, 1946).

Nota
Existe un una controversia acerca de la autoría de la canción, que aquí dejamos asentada. Según Orlando del Greco, el autor fue el poeta y dramaturgo Jorge Luque Lobos:
"A la canción popular ingresó [Jorge Luque Lobos] en 1918 como autor, al escribir los versos de la célebre canción 'Mis harapos' que erróneamente se adjudica al dramaturgo y poeta combativo Alberto Ghiraldo. A pesar de las numerosas aclaraciones al respecto se insiste en el error; publicóse por primera vez en [la revista] Fray Mocho del 6 de agosto de 1918 con el título de 'Déjame con mis harapos'.” Todotango


Patria del rubio metal,
del oro diablo amarillo,
país del yunque y del martillo
y patria del mineral,
Norteamérica es genial
en el arte de la guerra,
es marca en candente yerra,
que ha de surgir y arrastrar
como flagelo del mar,
como azote de la tierra.

Por sobre sus fundiciones
el organismo mecánico,
sobre el armazón titánico
de remaches y bulones,
se alzan como dos tendones
dos banderas de ideal,
dos gestos de alta moral
con un amor espartaco,
dos nombres, Vanzetti y Sacco,
que irán al sillón fatal.

Julián Martín Castro, payador (Merlo, Buenos Aires, 1882- Ciudadela, Buenos Aires,1971)

"Habrá un día en que nuesto silencio será más poderoso que nuestras voces que hoy estrangula la muerte".

August Vincent Theodore Spies (Landeck, Alemania, 1855-Chicago, 1887)