Europa, 4. El viejo y el nuevo siglo
Calvo vaga Verlaine en el jardin féérique,
los pies envueltos en hojas de periódico,
se reclina sobre un banco y se adormece.
Porque el siglo termina en bruma inglesa;
y el otro mojaba el dedo en el ajenjo,
dibujaba batallas verdes en el cristal
del bar adornado para la fiesta de clausura.
No fui yo quien le enseñó a escribir,
a los quince años compuso La Chasse Sprirituelle
y era un prodigio de depravación.
Convoquemos al parlamento universal.
obreros y profesoras de piano,
periodistas y monos sagrados,
todos en el cine Rusia o en el restaurante América.
Girad, girad, caballos de madera,
he visto lo que el hombre creyó ver,
una refinería metalúrgica sobre los montes de nieve verde pálida.
Aquí habla Marx, habla Paine, habla el científico sueco Nobel,
el nuevo siglo reconciliará a los contrarios
en un abrazo casto de fin del mundo.
Y ya no quiero ver nada más, no quiero
dormir más con esa mujer,
después de todo es vieja, se tiñe el sexo de rubio.
[Poesie, Adelphi, Roma, 1980]
Juan Rodolfo Wilcock (Buenos Aires, 1919 - Lubriano di Bagnoregio, Viterbo, Italia, 1978), "De Lugares Comunes", Poemas, prólogo, selección y traducción de Ana María de Re, serie Breves, Fundarte, Caracas, 1985
Versiones de poemas de Juan Rodolfo Wilcock por Jorge Aulicino en Otra Iglesia Es Imposible
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