Oh pequeña habitación que antes fuiste puerto...
Oh pequeña habitación que antes fuiste puerto
para mis graves tormentas diarias,
ahora eres fuente de lágrimas nocturnas
que de día escondo por vergüenza.
¡Oh cama, que eres paz y consuelo
en tantas aflicciones, de cuántas lágrimas
te baña Amor, con sus manos ebúrneas,
sólo conmigo crueles, con gran injusticia!
No sólo huyo de mi secreto y mi descanso
sino también de mí mismo y de mi pensamiento,
aunque, siguiéndolo, a veces me elevo en su vuelo;
y al vulgo, entonces, mi enemigo odioso
(¿quién lo hubiera pensando?) busco como refugio:
tanto temo encontrarme a solas.
Se marcha el viejo cano y blanco
Se marcha el viejo cano y blanco
del dulce hogar en que pasó su vida
y la pequeña familia turbada
ve alejarse al tan querido padre;
luego, arrastrando su antiguo cuerpo
por los últimos años de su vida,
se ayuda cuanto puede con la buena voluntad,
quebrado por los años y cansado del camino;
y viene a Roma, siguiendo su deseo,
para ver el semblante de Aquel
que espera ver también en el cielo.
Así, ¡pobre de mí!, a veces voy buscando,
oh mujer, en otras, si eso fuera posible,
vuestra deseada forma verdadera.
Francesco Petrarca (Arezzo, 1304 - Arquà, Padua, 1374), Poesía medieval italiana, antología bilingüe. Selección, traducción y notas de Oreste Frattoni, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1978
O cameratta, che già fosti un porto / a le gravi tempeste mie diurne, / fonte se' or di lagrime notturne, / che 'l di celate per vergogna porto! // O letticciuol, che requie eri e conforto / in tanti affanni, di che dogliose urne / ti bagna Amor, con quelle mani eburne, / solo vèr' me crudeli a sì gran torto! // Nè pur il mio secreto, e 'l mio riposo, / fuggo, me più me stesso, e 'l mio pensero, / che, seguendol talor, levommi a volo; // e 'l vulgo, a me nemico, e odioso (chi 'l pensò mai?), per mio refugio chero: / tal paura ho di ritrovarmi solo.
Movesi il vecchierel canuto e bianco / del dolce loco ov' ha sua età fornita, / e da la famigliuola sbigotitta / che vede il caro padre venir manco; // indi, traendo poi l' antiquo fianco / per l' estreme giornate di sua vita, / quanto più pò col buon voler s' aita, / rotto da glio anni e dal camino stanco: // e viene a Roma, seguendo 'l desio, / per mirar la sembianza di colui / ch' ancor lassù nel ciel vedere spera.// Così, lasso!, talor vo cercand' io, / donna, quanto è possibile, in altrui / la disiata vostra forma vera.
Ilustración: Jesucristo peregrino, c. 1441, Fra Angelico
De Petrarca en este blog:
Dos sonetos traducidos por don Henrique Garcés, 1591
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