No comprendo bien cómo hacen
-ciertas personas-
para sustraerse al entorno
elevar la mente
crear en medio de una casa
entre manchas de humedad
sin preocuparse por el devenir de las cucarachas
sin seguir
el trazo de las hormigas. Dejar caer la cara en la almohada
que se deshilacha a fondo
ir hacia el sueño profundo, sin pensar
en hilo y aguja.
La mano no agarra, el elemento reparador
no pica el ladrillo viejo
no lija la pintura ajada.
Me pregunto si será la lucha contra los materiales
la verdadera naturaleza de los hombres.
A veces, creo, son los sabios verdaderos
los que abrazan la decadencia.
¿Wilcock y Walser no eran así?
No me extraña nada no ser genial:
el cerebro no se conforma con reparaciones.
En cambio me llevaré de este mundo el contacto con la materia
el trabajo con los elementos
la reacción del metal a la pintura
el tornillo que hay que cambiar por deterioro
la tela gastada de los sillones retapizados
una vez
y otra
la mano que sostiene la lija sobre la madera y alisa el cajón
que se pudrirá bajo tierra.
[inédito]
Mercedes Alvarez (Tandil, Argentina, 1979)
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Mercedes Alvarez / Facebook
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