Soy hija de Engels.
También soy escritora. Escribo un libro de cuentos.
Quizá lo lea cualquier gente. La condición es que quiera.
El tío Marx tiene una máquina de escribir. Me
prometió que cuando se quitara la barba sería mía. Aunque el tío Marx
adora su
barba.
Papá tiene otra máquina de escribir. Pero está rota
y arreglarla cuesta al menos un montón de publicaciones.
(... )
Papá y mamá se están separando.
Antes, a mamá le gustaba que papá la llevara a ver
puestas de sol, y a papá le gustaba que mamá le comprara gel para el pelo.
Ahora papá ya no invita a mamá porque dice que es
invierno. Y mamá le responde que siempre ha existido el invierno y las puestas
de sol nunca se han terminado. Y papá continúa con eso de que este invierno es
auténticamente extraño. Entonces mamá resuelve no comprar más gel para el pelo.
En realidad mamá no
puede vivir sin las puestas de sol; y papá no puede vivir sin su gel;
por lo que yo no puedo vivir sin mamá y papá.
Han llegado juntas la noche y Tú.
Papá busca su paraguas. Mamá tiene ganas de llorar.
Papá también tiene ganas de hacerlo, aunque el paraguas le tape la cara.
Entonces mamá se arrepiente y se saca de la manga un gel para el pelo. Papá
guarda el gel en su bolsillo y sonríe asomando una puesta de sol.
Legna Rodríguez Iglesias (Camagüey, Cuba, 1984), Prometeo. Revista Latinoamericana de Poesía, n° 98-99, julio de 2014 /Festival de Poesía de Medellín, agosto de 2014
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Foto: La Tercera, Chile
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