Quítenme los dioses
En su arbitrio
Superior y urdido a escondidas
El Amor, gloria y riqueza.
Quiten, pero déjenme,
Déjenme apenas,
La conciencia lúcida y solemne
De las cosas y los seres.
Poco importa
Amor o gloria.
La riqueza es un metal, la gloria un eco
Y el amor una sombra.
Pero la concisa
Atención dada
A las formas y maneras de los objetos
Tiene seguro abrigo.
Sus fundamentos
Son todo el mundo,
Su amor es el plácido Universo,
Su riqueza es la vida.
Su gloria
Es la suprema
Certeza de la solemne y clara posesión
De las formas de los objetos.
El resto pasa
Y teme la muerte,
Pero nada teme o sufre la visión clara
E inútil del Universo.
Ella a sí se basta,
Nada desea
Salvo el orgullo de ver siempre claro
Hasta dejar de ver.
Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935), "Ricardo Reis", Poemas, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1972
Traducción de Rodolfo Alonso
Foto: Fernando Pessoa en Lisboa Casa Fernando Pessoa
Excelente. Un maestro.
ResponderBorrarExcelente. Un maestro universal.
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