Grados de soledad
Es grande la soledad del poeta
Aunque está dirigida al público, al lector
del cual espera compasión
o consuelo.
Mayor fue la soledad de Job
Cuando Dios lo puso a prueba
Y él maldijo a su madre
Por haberlo traído al mundo.
Más grande aun fue la de Huso Alić
que estaba en un viaje oficial
Cuando los alemanes bombardearon
Banja Luka.
Cayó una bomba sobre
su casa que mató a su mujer
y sus tres hijas.
Mientras se llevaban a cabo los entierros
Los bombarderos atacaron otra vez
Y todos los deudos huyeron.
Con la muerte acechando desde las nubes
Huso tomó la pala y solo, durante horas,
enterró en las cuatro fosas
hasta los últimos restos de su amor.
de Pseći anđeo, inédito
Muchachas de Sarajevo
Las muchachas de mi juventud, las nausicas
Las niñas de mi juventud, las dianas, las danaes y las lolitas
tienen solo cuarenta, y ya tienen canas, frentes arrugadas
y manos oscuras.
Muchas ya se amatronaron y olvidaron el amor
tal como se olvida un idioma ajeno
Las muchachas de mi juventud, las rut y las sulamkas
Las niñas de mi juventud, las hadas de las orillas
tienen los ojos grandes y vacíos
ya derramaron todas sus lágrimas
fueron hechas para el desacato, hermanas de Ester y de Judit
Pero toda su desobediencia la gastaron
en los refugios, en los sótanos y en la cola para el pan
todos su pensamientos voluptuosos se los dedicaron a los muertos
A veces al pasar me sonreían
pero mas bien preocupadas, como una madre le sonríe al hijo revoltoso.
cuando, en una charla de café, les recuerdo las oportunidades perdidas
/dicen: te fuiste y ahora te interesas?
tú no sabes como es
cuando ya no te importa nada
cuando el invierno viene con lo suyo: el hielo y la muerte
A veces en sueños acaricio sus cabelleras abundantes
toco sus orgullosas curvas con el susurro de la seda
con ternura envuelvo en mis palmas esos pequeños pechos
y pienso: por dios, en diez años todas ellas estarán muertas
Pronto morirán esas diosas de mi juventud.
Rotas por la guerra, el hambre y las lágrimas
esas penèlopes sin pretendientes, pequeñas novias de sonrisa congelada
Esos misteriosos pozos de placer hoy inaccesibles
esas antígonas que invocan al vacío, un vacío sin esperanza
un vacío sin eco.
de Zaboravite nas, Olvidennos, Split, 2003
Mile Stojić (Dragičina, Bosnia y Herzegovina, 1955)
Traducciones de Carmen Verlichak
Mile Stojić/Facebook - Days of Poetry and Wine - Oslobodenje - Poetski tren/YouTube - Radio Sarajevo - Radio Slobodna
Nota de la traductora: Estos son los primeros poemas de Mile Stojić traducidos al castellano. Stojić vivió 19 años en su ciudad natal, 14 en Viena y el resto de su vida en Sarajevo. Se dedicó muchos años al periodismo. Fue editor en Naših dana, Lica, Odjek, Oslobođenje, Tjednik y profesor de literatura en la Universidad de Viena. Publicó una treintena de libros de poesía y alrededor de una docena de ensayos, cuentos y reflexiones de viajes. Recibió 15 premios y su obra fue traducida al macedonio, húngaro, italiano, alemán, búlgaro, esloveno, rumano, inglés, polaco. Tuvo mucha difusión su poesía dedicada al genocidio de Srebrenica (1995), que inmediatamente se tradujo a veinte idiomas.
Foto: Mile Stojić/Facebook
Durante varios días quise escribir: demoledor. Sin embargo, no lo hice. Seguramente, porque no encuentro las palabras adecuadas o porque no logro salir de la conmoción. Entonces: demoledor.
ResponderBorrarAgradecido, como siempre. Gustavo