Lejos, muy lejos resuena la guerra.
La sangre de otros se esparce en la tierra.
Yo esta mañana me he pinchado un dedo
en un rosal y me he chupado el dedo.
Chupándome el dedo pensaba en la guerra.
¡Oh pobre esa gente, qué triste es la tierra!
No puedo ayudar, no puedo ni hablar,
no puedo partir por cielo o por mar.
Y aunque yo pudiera, oh gente del zoco,
¡árabe no hablo, y el inglés muy poco!
Bajo la cabeza de miembros dispersos,
¿pondría un espeso volumen de versos?
No creo. Dejemos la ironía amarga.
Ponte una remera que el sol ya se larga.
Franco Fortini (Florencia, Italia, 1917–Milán, Italia, 1994), Tutte le poesie, Mondadori, 2021 Vía Interno Poesia
Versión de Jorge Aulicino
N. del T.: Esta versión cree respetar el sarcasmo con que fueron usados la rima y los clásicos versos pareados. Para lograr rimas se debió apelar en algunos casos a libertades que no alteran, a nuestro juicio, el sentido original de cada verso y del poema en general
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Lontano lontano si fanno la guerra.
Il sangue degli altri si sparge per terra.
Io questa mattina mi sono ferito
a un gambo di rosa, pungendomi un dito.
Succhiando quel dito, pensavo alla guerra.
Oh povera gente, che triste è la terra!
Non posso giovare, non posso parlare,
non posso partire per cielo o per mare.
E se anche potessi, o genti indifese,
ho l’arabo nullo! Ho scarso l’inglese!
Potrei sotto il capo dei corpi riversi
posare un mio fitto volume di versi?
Non credo. Cessiamo la mesta ironia.
Mettiamo una maglia, che il sole va via.
© Interno Poesia/Mondadori
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