ARLEQUÍN.
El Sueño va sobre el Tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del Sueño.
(Se pone una careta de alegrísima expresión.)
¡Ay, cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!
(Se quita la careta.)
El Tiempo va sobre el Sueño
hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.
(Se pone una careta de expresión dormida.)
¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!
(Se la quita.)
Sobre la misma columna,
abrazados Sueño y Tiempo,
cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.
(Con una careta.)
¡Ay cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
(Con la otra careta.)
¡Qué espesura de anémonas levanta!
Y si el Sueño finge muros
en la llanura del Tiempo,
el Tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.
¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!
Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, España, 1898-Granada, España, 1936), "Así que pasen cinco años", Acto III [1931], Así que pasen cinco años, Diván del Tamarit, Odas, Poemas póstumos, Editorial Losada, Buenos Aires, 1944
Otra Iglesia Es Imposible - Junta de Andalucía - Web Federico García Lorca - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes - Poemas del Alma - A Media Voz - De Sibilas y Pitias - La Caína - La Biblioteca de Marcelo Leites
Foto: Federico García Lorca, Madrid, 1934 La Vanguardia
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