e con ardente affetto il sole aspetta
Dante, Par., XXIII 8
Aquel papel de seda colorido
que crujía entre los dedos
de quien lo estiraba y lo planchaba con cuidado,
especialmente en las esquinas, para alzar
ante nuestros ojos un frágil cilindro,
una torre precaria, y luego incendiarla
en la punta con un fósforo;
y nosotros que esperábamos absortos
ver aquel sol de Sicilia
estampado en el papel elevarse
del plato con leve vaivén,
después en vuelo trémulo transformarse
-más se elevaba, más se consumía-
y, tras permanecer suspendido en el aire por un instante
como un pedazo de sol ennegrecido,
un fragmento de torre en llamas,
volver a caer sobre el plato;
y entonces, mientras aún revoloteaban
sobre nosotros cenizas de papel picado,
a pesar de no tener más hambre
pedía otra naranja para pelar,
le rogaba que volviera a hacerlo, que repitiera
aquel juego con fuego.
Pietro De Marchi (Seregno, Italia, 1958), La carta delle arance (El papel de las naranjas), Bellinzona, Casagrande, 2016
Traducción: Natalia D´Agostino, Darío D. Díaz
Foto: Swiss Culture Awards/BAK
La carta delle arance
e con ardente affetto il sole aspetta
Dante, Par., XXIII 8
Quella carta velina, variopinta,
frusciante tra le dita
di chi la distendeva, la stirava con cura,
specie negli angoli, per innalzare
sotto i nostri occhi un fragile cilindro,
una precaria torre e poi incendiarla
con uno zolfanello, sulla cima;
e noi che aspettavamo intenti
di vederlo, quel sole di Sicilia
stampato sulla carta, sollevarsi
dal piatto con scrollo leggero
tramutantesi poi in volo tremulo –
ma più saliva più si consumava,
e, rimasto un istante sospeso nell’aria,
ecco un pezzo di sole annerito,
un frammento di torre in fiamme
ricadere sul piatto;
e allora, mentre ancora volteggiavano
sopra di noi coriandoli di carta strinata,
anche senza più fame
chiedevo un’altra arancia da sbucciare,
imploravo di rifarlo, ripeterlo,
quel gioco col fuoco.
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