dos
la palabra trueno vuelve
a vibrar entre las hojas
como un volcán
como el océano
se estrella contra la frente de quien
sin pensarlo pero a sabiendas
vino a dejar sus pasos —
la huella de sus pasos
aquí
en esta orilla
¿dónde la otra?
¿en qué extremo de mar, cuál finisterre
se yergue como abismo
centella
cierzo
ciertamente sola
la arena
que habrá de recibir
ese rastro
como si fuera
el comienzo de algo?
me pide que escriba un poema
y no es
como si me pidiera la luna
si me pidiera la luna
en una noche de dedos rosados y sutiles
quizá podría recortarla contra el cielo
y dársela
pero no es la luna —
es el poema
esa materia negra
que desciende
frágil
cuando el segundo
el último
la vida
el aliento
se desprende
pero no es la luna —
es el poema
y yo
que nunca supe escribir
otra cosa que las letras enlazadas de un nombre
¿el mío? ¿el suyo?
yo que estaba en medio de las cosas
como un obstáculo
una mancha
un montículo
no sé cómo reunir las ovejas del alado rebaño —
las pléyades —
para volver a cantar
Teresa Arijón (Buenos Aires, 1960), "Tres poemas por encargo + un poema suelto", Op. Cit. 7.12.2007
Ref.:
La Nación
Fundación Konex
El Poeta Ocasional
Tras la Cola de la Rata
Foto: s/d
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