No existiría la Piedad
si no hiciéramos pobre a alguien;
y no haría falta la Misericordia
si todos fuesen tan dichosos como nosotros.
Y el miedo recíproco trae paz,
hasta que el amor egoísta se incrementa:
entonces la Crueldad arma su trampa
y esparce sus cebos con cautela.
Se instala con santos temores,
y riega con lágrimas la tierra;
entonces debajo de sus pies
echa raíces la Humildad.
Rápido extiende sobre su cabeza
sombras lúgubres de Misterio;
y la Oruga y la Mosca
se nutren de tal Misterio.
Luego crece el fruto del Engaño,
rubicundo y dulce al paladar;
y el Cuervo su nido instala
en el ramaje más tupido.
Los Dioses de la tierra y el mar
escrutaron la Naturaleza para hallar tal Árbol;
pero la búsqueda fue toda en vano:
crece uno en cada Cerebro Humano.
William Blake (Londres 1757-1827), Canciones de Inocencia y de Experiencia, traducción de José Luis Caramés y Santiago González Corugedo, Cátedra, Madrid, 2009
Envío de Jonio González
Ilustración: William Blake, autorretrato (detalle)
THE HUMAN ABSTRACT
Pity would be no more
If we did not make somebody poor
And Mercy no more could be
If all were as happy as we.
And mutual fear brings Peace
Till the selfish loves increase
Then Cruelty knits a snare
And spreads his baits with care.
He sits down with holy fears,
And waters the ground with tears;
Then Humility takes its root
Underneath his foot.
Soon spreads the dismal shade
Of Mystery over his head,
And the caterpillar and fly
Feed on the Mystery.
And it bears the fruit of Deceit,
Ruddy and sweet to eat,
And the raven his nest has made
In its thickest shade.
The Gods of the earth and sea
Sought through nature to find this tree,
But their search was all in vain:
There grows one in the human Brain.
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