guiñaban demasiado los ojos y temían las serpientes. Las cebras, destacadas
en su anormalidad; los elefantes con su piel neblinosa
y sus apéndices rigurosamente prácticos
estaban allí, los pequeños gatos; y el periquito –
trivial y monótono al ser examinado, destruyendo
cortezas y porciones de la comida que no podía comer.
Recuerdo su magnificencia, ya no más magnífica
sino difusa. Es difícil recordar el ornamento,
el discurso, el modo preciso de eso que uno puede
llamar las relaciones menores de
hace veinte años; pero no lo olvidaré
— aquel Gilgamesh entre
los peludos carnívoros — aquel gato con manchas
en sus patas con forma de cuña, de color pizarra y su cola concluyente,
comentando cáustico, “Ellos abusaron de nosotros con sus débiles
declaraciones encubiertas, temblando
en desarticulado frenesí, diciendo
que comprender el arte no es para nosotros; hallando
todo tan difícil, examinando la cosa
como si fuera incomprensiblemente arcana, —simétricamente frígida como si hubiera
sido esculpida en calcedonia
o mármol — rígida en su tensión, maligna
en su poder sobre nosotros y más profunda
que el mar cuando adula a cambio de cannabis,
centeno, lino, caballos, platino, madera y pieles”.
Marianne Moore (Kirkwood, Estados Unidos, 1887-Nueva York, Estados Unidos, 1972), Moore. Antología histórica de poemas de Marianne Moore traducidos en la Argentina, selección de Jorge Aulicino, ediciones electrónicas de Op. Cit., Buenos Aires
Versión inédita de Silvia Camerotto
en su anormalidad; los elefantes con su piel neblinosa
y sus apéndices rigurosamente prácticos
estaban allí, los pequeños gatos; y el periquito –
trivial y monótono al ser examinado, destruyendo
cortezas y porciones de la comida que no podía comer.
Recuerdo su magnificencia, ya no más magnífica
sino difusa. Es difícil recordar el ornamento,
el discurso, el modo preciso de eso que uno puede
llamar las relaciones menores de
hace veinte años; pero no lo olvidaré
— aquel Gilgamesh entre
los peludos carnívoros — aquel gato con manchas
en sus patas con forma de cuña, de color pizarra y su cola concluyente,
comentando cáustico, “Ellos abusaron de nosotros con sus débiles
declaraciones encubiertas, temblando
en desarticulado frenesí, diciendo
que comprender el arte no es para nosotros; hallando
todo tan difícil, examinando la cosa
como si fuera incomprensiblemente arcana, —simétricamente frígida como si hubiera
sido esculpida en calcedonia
o mármol — rígida en su tensión, maligna
en su poder sobre nosotros y más profunda
que el mar cuando adula a cambio de cannabis,
centeno, lino, caballos, platino, madera y pieles”.
Marianne Moore (Kirkwood, Estados Unidos, 1887-Nueva York, Estados Unidos, 1972), Moore. Antología histórica de poemas de Marianne Moore traducidos en la Argentina, selección de Jorge Aulicino, ediciones electrónicas de Op. Cit., Buenos Aires
Versión inédita de Silvia Camerotto
Foto: Marianne Moore, Nueva York, 1969 Steve Schapiro/Corbis/Getty Images
THE MONKEYS
winked too much and were afraid of snakes. The zebras, supreme in
their abnormality; the elephants with their fog-colored skin
and strictly practical appendages
were there, the small cats; and the parakeet—
trivial and humdrum on examination, destroying
bark and portions of the food it could not eat.
I recall their magnificence, now not more magnificent
than it is dim. It is difficult to recall the ornament,
speech, and precise manner of what one might
call the minor acquaintances twenty
years back; but I shall not forget him
—that Gilgamesh among
the hairy carnivora— that cat with the
wedge-shaped, slate-grey marks on its forelegs and the resolute tail,
astringently remarking, "They have imposed on us with their pale
half-fledged protestations, trembling about
in inarticulate frenzy, saying
it is not for us to understand art; finding it
all so difficult, examining the thing
as if it were inconceivably arcanic, —as symmetrically
frigid as if it had been carved out of chrysoprase
or marble— strict with tension, malignant
in its power over us and deeper
than the sea when it proffers flattery in exchange for hemp,
rye, flax, horses, platinum, timber, and fur”.
-- "Selected Poems (1935)" - Complete Poems, Penguin, Nueva York 1981
THE MONKEYS
winked too much and were afraid of snakes. The zebras, supreme in
their abnormality; the elephants with their fog-colored skin
and strictly practical appendages
were there, the small cats; and the parakeet—
trivial and humdrum on examination, destroying
bark and portions of the food it could not eat.
I recall their magnificence, now not more magnificent
than it is dim. It is difficult to recall the ornament,
speech, and precise manner of what one might
call the minor acquaintances twenty
years back; but I shall not forget him
—that Gilgamesh among
the hairy carnivora— that cat with the
wedge-shaped, slate-grey marks on its forelegs and the resolute tail,
astringently remarking, "They have imposed on us with their pale
half-fledged protestations, trembling about
in inarticulate frenzy, saying
it is not for us to understand art; finding it
all so difficult, examining the thing
as if it were inconceivably arcanic, —as symmetrically
frigid as if it had been carved out of chrysoprase
or marble— strict with tension, malignant
in its power over us and deeper
than the sea when it proffers flattery in exchange for hemp,
rye, flax, horses, platinum, timber, and fur”.
-- "Selected Poems (1935)" - Complete Poems, Penguin, Nueva York 1981
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