El primer hombre fui que por Dios hecho,
le semejé de todo cifra hermosa
y con ingratitud al cielo odiosa
el quererme hacer grande me ha deshecho.
Dominé el mundo a mi altivez estrecho
y por comer la fruta venenosa
de la muerte en la cárcel espantosa
me viene grande el más pequeño trecho.
Denominéme de Adamá (que tierra
denota), Adán (que es hombre), por tal modo
que he vuelto a mi materia inanimada.
Lo que esta losa hasta mi nombre encierra,
cuando Adán fue pensaba que era todo,
y leído al contrario ya soy nada.
Miguel de Barrios, bautizado Daniel Levi (Montilla, España, 1635-Amsterdam, 1706), Kenneth R. Scholberg, La poesía religiosa de Miguel de Barrios, Ohio State University, Madrid, 1960, citado en Elisa Martín Ortega, Cábala y poesía, tesis doctoral, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2009
Envío de Jonio González
Nota del Ad.
En Cábala y poesía Elisa Martín Ortega señala que Barrios “no duda en hacer referencias al hebreo y sus etimologías, pero el hallazgo final, aquel que le permite cerrar y también dar título al poema, proviene de la aplicación al español de los principios de penetración en el lenguaje. Hermenéutica cabalística y lengua materna”. En efecto, la palabra Adán, que en hebreo proviene de adamá, “tierra”, ya que el primer hombre fue moldeado con barro, "encierra una sorpresa para el hispanohablante: Sólo él posee las herramientas que le permitirán descubrir, en el mismo nombre, la marca de su destino trágico." Adán, visto al contrario (como hacían los cabalistas con muchas palabras hebreas) significa “nada”, léase muerte. (Jonio González)
---
Ilustración: Rembrandt Harmenszoon van Rijn, La novia judía, 1666 (detalle). El modelo masculino de este cuadro se cree ha sido Miguel de Barrios
le semejé de todo cifra hermosa
y con ingratitud al cielo odiosa
el quererme hacer grande me ha deshecho.
Dominé el mundo a mi altivez estrecho
y por comer la fruta venenosa
de la muerte en la cárcel espantosa
me viene grande el más pequeño trecho.
Denominéme de Adamá (que tierra
denota), Adán (que es hombre), por tal modo
que he vuelto a mi materia inanimada.
Lo que esta losa hasta mi nombre encierra,
cuando Adán fue pensaba que era todo,
y leído al contrario ya soy nada.
Miguel de Barrios, bautizado Daniel Levi (Montilla, España, 1635-Amsterdam, 1706), Kenneth R. Scholberg, La poesía religiosa de Miguel de Barrios, Ohio State University, Madrid, 1960, citado en Elisa Martín Ortega, Cábala y poesía, tesis doctoral, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2009
Envío de Jonio González
Nota del Ad.
En Cábala y poesía Elisa Martín Ortega señala que Barrios “no duda en hacer referencias al hebreo y sus etimologías, pero el hallazgo final, aquel que le permite cerrar y también dar título al poema, proviene de la aplicación al español de los principios de penetración en el lenguaje. Hermenéutica cabalística y lengua materna”. En efecto, la palabra Adán, que en hebreo proviene de adamá, “tierra”, ya que el primer hombre fue moldeado con barro, "encierra una sorpresa para el hispanohablante: Sólo él posee las herramientas que le permitirán descubrir, en el mismo nombre, la marca de su destino trágico." Adán, visto al contrario (como hacían los cabalistas con muchas palabras hebreas) significa “nada”, léase muerte. (Jonio González)
---
Ilustración: Rembrandt Harmenszoon van Rijn, La novia judía, 1666 (detalle). El modelo masculino de este cuadro se cree ha sido Miguel de Barrios
No hay comentarios.:
Publicar un comentario