Abril, y las últimas flores del ciruelo
se dispersan sobre la hierba negra
antes del alba. El sicomoro, la lima,
el pino herido inhalan
las primeras, pálidas señales del cielo.
Un día de hierro,
pienso, que aún se volverá
deslumbrante, la luz
se eleva desde el vientre de las hojas y se derrama
ardiendo de los cálices
de las amapolas.
El sinsonte grazna
en su rama, se agita
y vuelve a tranquilizarse. El caracol, despierto
para siempre, tiembla en su caparazón
y pone proa hacia China. Mis manos bailan
en memoria de un millón de estrellas desvanecidas.
Un hombre tiene todos los lugares para reposar la cabeza.
Philip Levine (Detroit, Estados Unidos, 1928-Fresno, Estados Unidos, 2015), New Selected Poems, Knopf, Nueva York, 2014
Versión de Jonio González
A SLEEPLESS NIGHT
April, and the last of the plum blossoms
scatters on the black grass
before dawn. The sycamore, the lime,
the struck pine inhale
the first pale hints of sky.
An iron day,
I think, yet it will come
dazzling, the light
rise from the belly of leaves and pour
burning from the cups
of poppies.
The mockingbird squawks
from his perch, fidgets,
and settles back. The snail, awake
for good, trembles from his shell
and sets sail for China. My hand dances
in the memory of a million vanished stars.
A man has every place to lay his head.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario