sabré vivir sola y mirar a los ojos
las caras que pasan y ser siempre la misma.
Este fresco que sube a buscarme las venas
es un despertar que nunca había probado tan verdadero
en la mañana: sólo me siento más fuerte
que mi cuerpo, y un temblor frío viene con la mañana.
Quedaron lejos las mañanas en que tenía veinte años.
Y mañana, veintiuno: mañana saldré por las calles,
de las que recuerdo cada piedra y las estrías del cielo.
Desde mañana la gente volverá a mirarme
y estaré firme de pie y podré detenerme
y verme reflejada en las vidrieras. Las mañanas de antes
era joven y no lo sabía, y ni siquiera sabía
que era yo la que pasaba -una mujer, dueña
de sí misma. La flaca chica que fui
se ha despertado de un llanto de años:
ahora es como si aquel llanto no hubiese existido.
Y deseo solo colores. Los colores no lloran,
son como un despertar: mañana los colores
volverán. Cada una saldrá por la calle,
cada cuerpo un color -hasta los chicos.
Este cuerpo, vestido de rojo ligero
después de tanta palidez, tendrá de nuevo su vida.
Sentiré a mi alrededor deslizarse las miradas
y sabré ser yo: echando una ojeada
me veré entre la gente. Cada nueva mañana,
saldré por las calles buscando los colores.
Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, Italia, 1908-Turín, Italia, 1950), "Lavorare stanca" (1936, 1943), Trabajar cansa. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, Griselda García Editora, Del Dock, Cartografías, Buenos Aires, 2018
Versión de Jorge Aulicino
Otra Iglesia Es Imposible - Fondazione Cesare Pavese - Griselda García Editora - Ediciones del Dock - Editorial Cartografías - Op.Cit. - Dardanelos - De Sibilas y Pitias - Eterna Cadencia - Nosotros - Indie Hoy - Revista Ñ - Infobae - El Litoral - Página 12
Agonia
Girerò per le strade finché non sarò stanca morta
saprò vivere sola e fissare negli occhi
ogni volto che passa e restare la stessa.
Questo fresco che sale a cercarmi le vene
è un risveglio che mai nel mattino ho provato
così vero: soltanto, mi sento più forte
che il mio corpo, e un tremore più freddo accompagna il mattino.
Son lontani i mattini che avevo vent'anni.
E domani, ventuno: domani uscirò per le strade,
ne ricordo ogni sasso e le striscie dil cielo.
Da domani la gente riprende a vedermi
e sarò ritta in piedi e potrò soffermarmi
e specchiarmi in vitrine. I mattini di un tempo,
ero giovane e non lo sapevo, e nemmeno sapevo
di esser io che passavo -una donna, padrona
di se stessa. La magra bambina che fui
si è svegliata da un pianto durato per anni:
ora è come quel pianto non fosse mai stato.
E desidero solo colori. I colori non piangono,
sono come un risveglio: domani i colori
torneranno. Ciascuna uscirà per la strada,
ogni corpo un colore - perfino i bambini.
Questo corpo vestito di rosso leggero
dopo tanto pallore riavrà la sua vita.
Sentirò in torno a me scivolare gli sguardi
e saprò d'esser io: gettando un'occhiata,
mi vedrò tra la gente. Ogni nuovo mattino,
uscirò per le strade cercando i colori.
Poesie, Mondadori, 1969
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