Pasan con ángel por los dromedarios
de una decantadísima piscina.
Y una vez convencido de glicina,
nunca supe por qué, los serpentarios
tienden una aflicción de trementina
que me desciende: consuetudinarios,
los pasos vuelven a su corcho, usuarios
de un pez del todo reducido a espina
donde en cuclillas culpo a las corolas.
Y así pasan, mordiéndose las colas,
por una cripta aglomerada y vieja.
Hasta que una vez más, cuando me deja
no sé por qué, la coz de lo estepario,
con ángel pasa un nuevo dromedario.
Nicolás Bratosevich (Buenos Aires, 1926-2013), Endecasílabos con agua, Ediciones Botella al Mar, Buenos Aires,1982
Envío de María Cristina Chiama
Buscaba leer algo de este autor (Nicolás Bratosevich) pero francamente me decepcionó. De todas maneras, supongo que este poema suyo no será el mejor. En fin, quizá no esté yo lo suficientemente lúcido para apreciar su "poesía"...
ResponderBorrarAsistí a sus talleres itinerantes en la ciudad de Gral. Roca,a fines de los 80, ciudad donde viví casi diez años. Aprendí mucho con Brato, como le llamábamos, un buen maestro. Gracias por este recuerdo.
ResponderBorrarFui su alumna en la carrera de Letras. Lo mejor que me pasó en mi vida estudiantil, fue tenerlo a Brato como Profesor.
ResponderBorrar