Rodolfo Edwards
(Buenos Aires, 1962)
Manchas en la pared, de Nicanor Parra
Elijo este poema del chileno Nicanor Parra a modo de homenaje porque allá por mis veinte y tantos años, me cambió definitivamente la manera de escribir. Y no sólo “la manera de escribir” sino también la manera de entender el mundo y las cosas: la condición precaria y provisoria de todo, la fugacidad de nuestra existencia terrenal, el absurdo que gobierna lo cotidiano. Con los asuntos más banales, con el lenguaje más llano y pedestre se podía hacer una gran poesía. Y que podía ser entendida por todos, por cualquiera. “Los poetas bajaron del Olimpo”, gritaba en su “Manifiesto”. Y así era nomás. Como diría Borges, lo admiré e imité hasta el plagio. Me puse mi capa de “antipoeta” y me puse a contar chistes que a veces rozan, apenas, la poesía. Tuve la suerte de entrevistarlo en el año 1985, cuando vino invitado a un encuentro cultural organizado en los años dorados del alfonsinismo, aquella primavera democrática que coincidió con mi juventud; dentro de la Obra gruesa de don Nica conservo un volante que dice: “13/12, 20 hs. Nicanor Parra. Lectura de poemas. Centro Cultural Carlos Gardel. Itaquí 2050. Villa Soldati”. El lugar estaba en el medio de un barrio “pezuti”, se hizo la noche larga (nos habíamos quedado charlando con el poeta y los vecinos, comiento sandwichitos de miga), yo me quedé sin bondi (ni sabía dónde estaba). Parra y su comitiva tuvieron la gentileza de llevarme en el auto oficial de la municipalidad. También se subieron a aquel auto: una chica (tan perdida como yo) y un periodista de gran porte que había ido a hacer una nota. Se llamaba Jorge Lanata. Yo fui sentado en el medio de Parra y Lanata, que no paraba de hablarle de poetas ingleses, hasta que Parra citó un verso de Auden: “Muerte: no seas orgullosa”. Dios le conserve la salud. Aguante Parra.
Manchas en la pared
Antes que caiga la noche total
Estudiaremos las manchas en la pared:
Unas parecen plantas
Otras simulan animales mitológicos.
Hipogrifos,
dragones,
salamandras.
Pero las más misteriosas de todas
Son las que parecen explosiones atómicas.
En el cinematógrafo de la pared
El alma ve lo que el cuerpo no ve:
Hombres arrodillados
Madres con criaturas en los brazos
Monumentos ecuestres
Sacerdotes que levantan la hostia:
Órganos genitales que se juntan.
Pero las más extraordinarias de todas
Son
sin lugar a dudas
Las que se parecen a explosiones atómicas.
Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914)
Foto: Rodolfo Edwards por Pablo Mehanna en Radio Montaje
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