El hábito de la perfección
Silencio elegido, canta para mí
Y bate en mi oreja de caracol,
Condúceme a calmas pasturas y sea
Tu música la que guarda el corazón.
No den forma a nada, labios, amorosamente mudos:
Es el cierre, el toque de queda enviado
Desde donde vienen todas las capitulaciones
Lo único que los hace elocuentes.
Cubiertos sean los ojos por doble penumbra
Y encuentren la luz no creada:
Esa muchedumbre vacilante que observas
Enreda, roba, se burla de la simple visión.
¡Paladar, conejera de sabrosa lujuria,
No desees ser lavado con vino:
Debería ser tan dulce su cántaro, su piel
Tan fresca como la del divino ayuno!
¡Fosas de la nariz, el descuidado aire que gastan
Sobre la agitación y las torres del orgullo
Con qué deleite dispersarán los incensarios
A lo largo de las naves del santuario!
Oh manos como prímulas al tacto, pies
Que quieren pisar el césped afelpado;
Pero tú caminarás la calle dorada
Y tú revelarás y hospedarás al Señor.
Y, Pobreza, sé tú la esposa
Inicia ahora la fiesta de bodas,
Y ropas del color de los lirios trae
A tu esposo, no trabajadas ni tejidas.
Gerard Manley Hopkins (Essex, Inglaterra, 1844-Dublin, 1889)
Versión de J. Aulicino
The Habit of Perfection
Elected Silence, sing to me / And beat upon my whorlèd ear, / Pipe me to pastures still and be / The music that I care to hear. // Shape nothing, lips; be lovely-dumb: / It is the shut, the curfew sent / From there where all surrenders come/ Which only makes you eloquent. // Be shellèd, eyes, with double dark / And find the uncreated light:/ This ruck and reel which you remark / Coils, keeps, and teases simple sight. // Palate, the hutch of tasty lust, / Desire not to be rinsed with wine: / The can must be so sweet, the crust/ So fresh that come in fasts divine! // Nostrils, your careless breath that spend / Upon the stir and keep of pride, / What relish shall the censers send / Along the sanctuary side!// O feel-of-primrose hands, O feet / That want the yield of plushy sward, / But you shall walk the golden street / And you unhouse and house the Lord. // And, Poverty, be thou the bride/ And now the marriage feast beguin, / And lily-coloured clothes provide / Your spouse not laboured-at nor spun.
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Silencio elegido, canta para mí
Y bate en mi oreja de caracol,
Condúceme a calmas pasturas y sea
Tu música la que guarda el corazón.
No den forma a nada, labios, amorosamente mudos:
Es el cierre, el toque de queda enviado
Desde donde vienen todas las capitulaciones
Lo único que los hace elocuentes.
Cubiertos sean los ojos por doble penumbra
Y encuentren la luz no creada:
Esa muchedumbre vacilante que observas
Enreda, roba, se burla de la simple visión.
¡Paladar, conejera de sabrosa lujuria,
No desees ser lavado con vino:
Debería ser tan dulce su cántaro, su piel
Tan fresca como la del divino ayuno!
¡Fosas de la nariz, el descuidado aire que gastan
Sobre la agitación y las torres del orgullo
Con qué deleite dispersarán los incensarios
A lo largo de las naves del santuario!
Oh manos como prímulas al tacto, pies
Que quieren pisar el césped afelpado;
Pero tú caminarás la calle dorada
Y tú revelarás y hospedarás al Señor.
Y, Pobreza, sé tú la esposa
Inicia ahora la fiesta de bodas,
Y ropas del color de los lirios trae
A tu esposo, no trabajadas ni tejidas.
Gerard Manley Hopkins (Essex, Inglaterra, 1844-Dublin, 1889)
Versión de J. Aulicino
The Habit of Perfection
Elected Silence, sing to me / And beat upon my whorlèd ear, / Pipe me to pastures still and be / The music that I care to hear. // Shape nothing, lips; be lovely-dumb: / It is the shut, the curfew sent / From there where all surrenders come/ Which only makes you eloquent. // Be shellèd, eyes, with double dark / And find the uncreated light:/ This ruck and reel which you remark / Coils, keeps, and teases simple sight. // Palate, the hutch of tasty lust, / Desire not to be rinsed with wine: / The can must be so sweet, the crust/ So fresh that come in fasts divine! // Nostrils, your careless breath that spend / Upon the stir and keep of pride, / What relish shall the censers send / Along the sanctuary side!// O feel-of-primrose hands, O feet / That want the yield of plushy sward, / But you shall walk the golden street / And you unhouse and house the Lord. // And, Poverty, be thou the bride/ And now the marriage feast beguin, / And lily-coloured clothes provide / Your spouse not laboured-at nor spun.
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Retrato: G.M. Hopkins, por Anne Eleanor Hopkins, 1859 National Portrait Gallery, Londres