Y una noche los prefantasmas
desparecieron de la habitación:
se esfumaron sus ánimas
que solían reflejarse en la pared
como sombras multicolores
que subían y bajaban
o como gotas de agua púrpura
estallando en cámara lenta.
Y las murallas se cubrieron
de una blancura irreal.
Fue entonces cuando empezaron
las coincidencias
Yo escribía la palabra
"serendipia" en el computador
y un segundo después
el locutor de la televisión
decía la palabra "serendipia".
O estaba hojeando una revista
en la que aparecía un reloj
marcando una hora precisa
y notaba que mi reloj
se había parado a esa misma hora.
O mientras estaba soñando
con mi profesora de Castellano
de hace 30 años
me despertaba el teléfono
y era la profesora de Castellano
de mi hijo menor.
De pronto comprendí que los prefantasmas
trataban de comunicarse con nosotros
bajo la forma de coincidencias
y que estaban aquí alrededor nuestro
Ayer fui a la biblioteca pública
a buscar el cuento "El número 111"
y después a la oficina de correos
para arrendar una casilla
y cuando me dieron la llave
vi que tenía el número 111.
Ahora sé que las coincidencias
son encuentros cercanos del tercer tipo
pero no con extraterrestres
sino con prefantasmas
Sólo falta saber por qué están aquí
y qué es lo que quieren
Mientras tanto las coincidencias
siguen acumulándose
como si fueran el anuncio
de una invasión inminente
Ahora la radio está tocando una canción
que se llama "Coincidencias"
Óscar Hahn (Iquique, 1938), Pena de vida, Lom, Santiago de Chile, 2008
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