III
Cayendo de un sueño, mis creencias se convierten en juguete. Nada es como decían los sabios. En el fondo del vaso hay un desierto, una moneda arrojada contra el olvido. Nunca sabré si lo hice a favor o en contra de ellos.
V
El horror del silencio bajo un cielo acostumbrado a ser cierto. Nadie recuerda lo que vendrá. Nadie recuerda lo que no vendrá: visiones pasivas convertidas en lágrimas. Soy la visión del absurdo, del hueso en la noche.
XIII
Se aprende, en el pueblito, a caminar despacio. Se aprende a hablar con las estrellas, con los muertos. Escucha, cierra los ojos. Es la piedra que puse entre tus manos.
XVI
Cada tarde, abríamos las ventanas para darle paso al tiempo. La casa tenía el rumor de los grillos perdidos. A veces, el color era el mismo. Descubrir uno distinto era nuestra aventura.
XXIV
Cada mañana miro tus ojos para encontrar en ellos, mis manos. Así aparece la muerte. Primero, en el botón de la camisa. Luego, en las miradas que nadie quiere cruzar.
Jorge Curinao (Río Gallegos, Argentina, 1979)
Buenos Aires, 2024
Más poemas de Jorge Curinao en La Chispa Adecuada, Letralia, Historia de la Melancolía, La Ficción del Olvido, Lento y Brillante
---
Foto: Clarín
No hay comentarios.:
Publicar un comentario