La lectura de poesía está, o así lo veo en este momento, muy mediada por las influencias o recomendaciones directas, casi siempre endogámicas, de los grupos de pertenencia. Esto ocurre, casi seguramente, por la inmensa proliferación de libros que permiten las modernas tecnologías de edición y -al mismo tiempo- la casi inexistente presencia de espacios sobre esos libros en los medios, incluso especializados. Agrego la dispersión absoluta de los criterios, fruto de la discutible “democracia cultural” que cultivan las “redes sociales”, las más de las veces promotoras de lo que algún poeta llamó una vez “sociedades de aplausos mutuos” (por suerte, no siempre).
Si es así la cosa, más complicado es intentar estar al tanto desde Londres. La ciudad donde resido actualmente no es el lugar más adecuado para conocer lo que se está produciendo en poesía en Latinoamérica. Si a ello agrego que no estoy en la Argentina desde 1992, supongo que eso justifica que me atreva poco a opinar al respecto. Quisiera sin embargo aprovechar esta encuesta para recordar que hay una multitud de poetas de origen latinoamericano, jóvenes y no tan jóvenes, que continúan (continuamos, aunque sin duda a mí me toca la parte de los “no tan jóvenes”) produciendo poesía en Europa (y el resto del mundo en donde estamos repartidos). Entre lo que he podido leer últimamente, y de los más jóvenes, me gustaría mencionar a dos libros de autoras chilenas que he leído este año, Alba, de Xaviera Ringeling (El Ojo de la Cultura, Londres 2019) y Fractales, de América Merino (Cuarto Propio, Chile, 2015), ésta última residente en su país; y a la venezolana Ana María Reyes, autora de Sombras de la sal (Equidistancias, 2022).
Y ya que tengo la oportunidad, no quiero dejar de mencionar dos libros recientes que dan voz a una parte de esos autores desperdigados por Europa, fundamentalmente por lo que significan como refugio y difusión de su obra en campos culturales de difícil acceso y -además- diferentes lenguas, como lo son en este caso Gran Bretaña y Alemania. Se trata de las antologías Voces equidistantes. Poetas latinoamericanos en Reino Unido; y Voces periféricas. Poetas latinoamericanos en Alemania, publicados simultáneamente en Londres y Buenos Aires por Equidistancias (equidistancias.com), el sello que fundamos hace unos años con el argentino Andrés Tacsir. Ambos libros (como todos los de Equidistancias) son accesibles en edición on demand y digital en todo el mundo, y en Buenos Aires en algunas específicas librerías de la ciudad.
El primero reúne a 16 autores de diferentes edades (y diferentes estéticas, por supuesto), originarios de siete países de la región, entre ellos cuatro argentinos. Es una injusticia flagrante destacar nombres entre un conjunto que ha sido seleccionado a través de casi dos años de lectura, pero hecha esta salvedad, no quisiera que pasasen desapercibidos el chileno Eduardo Embry y el argentino Carlos Sapochnik entre los mayores; la mexicana Juana Adcock y el también argentino Leonardo Boix en la “generación intermedia”; o las mencionadas Ringeling y Reyes entre los más jóvenes. De ese libro, existe una edición bilingüe traducido por la poeta y traductora española Isabel del Rio.
La antología alemana, que se presentará en febrero en Berlín y estará disponible en Buenos Aires a fines de ese mismo mes, incluye a 20 poetas jóvenes que experimentan muy diferentes estéticas (más diversas sin duda que las del Reino Unido), incluida la poesía visual. Dado el origen de esta encuesta, elegiré para mencionar la presencia de poetas argentinos como Esther Andradi, Karen Byk, Cristian Forte y Giuliana Kierz; aunque en el libro hay ocho países representados, con predominio en este caso de los chilenos. La edición bilingüe está prevista para el año 2025.
En otro orden de lecturas, señalaré que durante 2023 le he dedicado especial atención a clásicos ingleses que tenía poco leídos (William Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, John Keats, William Blake) y a otros que no conocía como W. H. Auden o Ted Hughes, y por supuesto T.S. Eliot (lo conocía, pero reconozco que lo he empezado a leer en serio ya de mayor). Y en estos días, quizás influido por el aniversario de su muerte, releer a Juan Gelman.
* Enrique Zattara (Venado Tuerto, 1954). Reside en Londres. Escritor. Crítico. Ensayista. Fundó en Buenos Aires las revistas Arte Nova y Contrapelo, y en España, Utopía Poética y Letras Axárquicas. Publicó, entre otros, los libros de poemas La ley de la selva, Omertá, Anatomía de la melancolía y Veinte epígrafes para un álbum familiar; los libros de relatos Fotos de la derrota y Ser Feliz; las novelas Como dos cuervos en la rama, Lazos de tinta y Sinfonía de la patria. Es autor también de diversos ensayos. En Londres es actualmente director del proyecto cultural multimedia El Ojo de la Cultura Hispanoamericana y coordina talleres de literatura y clubes de lectura en castellano en diversas entidades relacionadas con la cultura latinoamericana. Es co-fundador de la editorial Equidistancias.
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