1
Cada día
me siento con un amigo italiano, Roberto.
Cada día
llevo esbozos de poesía
y me los como en lugar del desayuno...
Roberto conoce mi rostro,
mide el viaje de mi tristeza en metros.
2
Cada día
camino sobre las hojas secas.
Cada día
hablo con el lenguaje de la hierba
y entiendo los sentimientos de los árboles.
Cada día
construyo una esperanza con los colores del espectro
y un pueblo de flores...
Cada día
guardo en él la montura del mar.
La policía dice: no hay mares.
Cada día
construyo un país en el que vivo
y las lluvias lo arrastran...
3
Cada día
me pongo un abrigo,
cruzo la calle,
ocupo un asiento,
pido un café
y compro los periódicos de los países de Oriente Medio.
No me entusiasmo por abrirlos:
las noticias son las noticias
en el siglo primero y en el décimo.
Las noticias son las noticias...
4
Cada día
me siento con un amigo italiano, Roberto.
Cada día
pido una copa de coñac francés,
me trago una espada de fuego,
escribo poesía en una servilleta
y llora al leerla la chica del bar...
5
Cada día
se sienta en mi cama una mujer
y el destino me la arrebata.
Cada mujer lleva un hijo mío
y el huracán la golpea.
Cada día
escribo un poema a la libertad
que prohíben hasta los que son libres...
6
Ay, amiga mía:
las hormigas tienen patria,
los gusanos tienen patria,
las ranas tienen patria,
los ratones tienen patria,
las liebres tienen patria,
las lagartijas y las cucarachas...
pero yo no poseo ninguna patria.
Por eso, amiga mía, vivo
en una patria de alquiler.
Nizar Qabbani (Damasco, 1923 - Londres, 1998), El libro del amor, Hiperión, Madrid, 2001; poesiaarabe.com
Traducción de de María Luisa Prieto
Envío de Jonio González
Foto: Modo de Usar & Co.
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