Soy alérgica al cabello teñido y plateado. De entre todos los nativos
adoro a los aztecas, el modo en que encendían fuegos
en los abiertos pechos de los hombres para que el mundo siguiera girando.
He visto mujeres comer bolas de algodón y así no comían pan,
jamás seré tan maravillosa como la noche en que,
anoréxica, con botas negras, suéter negro, tejanos negros,
bailé hip hop en un garaje y una chica a la que no conocía apretó mis caderas
contra las suyas. El hambre es el hambre. Una noche me emborraché
y discutí con el Pacífico. Tenía veinte años. Irrumpía
en el cuerpo de los hombres como una ladrona de historieta. No había
cumplido los veinte.
En el invierno de esos años colgué luces de Navidad
alrededor de mi cama y discutí con la casera italiana
que vivía más abajo sobre apagar o no la calefacción,
y todas las noches quise beber, pero no lo hice.
Hala Alyan (Carbondale, Estados Unidos, 1986), Poetas norteamericanos en dos siglos.
Volumen II, Ediciones en Danza, e-Books, Buenos Aires, 2021
Versión de Jonio González
Otra Iglesia Es Imposible - Hala Alyan - Poetry Foundation - Poem Hunter - Poems - Palestina Libre - Literary Hub - Missouri Review - Amanpour - Scene Noise/YouTube
Foto: First Tuesdays
TRUTH
I’m allergic to hair dye and silver. Of the natives,
I love the Aztecs most of all, the way they lit fires
in the gouged chests of men to keep the world spinning.
I’ve seen women eat cotton balls so they wouldn’t eat bread
I will never be as beautiful as the night I danced in a garage,
anorexic, decked in black boots, black sweater, black jeans,
hip-hop music and a girl I didn’t know pulling my hips
to hers. Hunger is hunger. I got drunk one night
and argued with the Pacific. I was twenty. I broke
into the bodies of men like a cartoon burglar. I wasn’t twenty.
In the winter of those years I kept Christmas lights
strung around my bed and argued with the Italian landlady
who lived downstairs about turning the heat off,
and every night I wanted to drink but didn’t
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